La extrema fragilidad de los aceros templados hace que sean poco utilizados en la práctica, con la salvedad de algunas aplicaciones muy concretas. Mediante el tratamiento de revenido de los aceros templados se consigue aumentar su tenacidad, incrementando así el número de usos en los que pueden ser empleados. El tratamiento disminuye la resistencia del acero, pero este decremento es asumible considerando la importante mejora producida en su ductilidad.
El tratamiento de revenido consiste en un calentamiento, a temperaturas moderadas e inferiores a la eutéctica, durante un tiempo entre 1 y 3 h. Se pretende así favorecer que el acero tienda a la situación de equilibrio. Esto es, que el carbono de la solución sobresaturada (martensita) precipite en forma de cementita (Fe3C), produciendo la distensión de la red tetragonal, y permitiendo que se estabilice en la forma cúbica centrada en el interior (ferrita α).
Cuanto más avanzada sea la descomposición (lo cual se consigue empleando temperaturas altas y/o tiempos largos de revenido), mayor será la ductilidad y menor la resistencia del acero, por lo que es primordial controlar los parámetros del tratamiento.
Aunque metaestable, la estructura martensítica es homogénea en cuanto a la distribución del soluto (carbono). Por eso, la precipitación de Fe3C tiene lugar en toda la masa, y se presenta en forma de pequeñas partículas, que aparecen como puntos oscuros sobre una matriz ferrítica (clara) que aún conserva estructura acicular, Figuras 1 a 3.
Figura 1 |