47. CAYA AFRANIA

Caya Afrania vivió durante el siglo I a. C. y parece que su muerte se produjo, según Valerio Máximo, hacia el 48-49 a. C. Apenas contamos con más datos sobre su vida e incluso su identidad real se ha puesto en duda, así como algunos detalles relacionados con ella y la actividad que la hizo célebre: intervenir asiduamente en los tribunales.  

Este no es el único caso registrado en el que una mujer se defiende a sí misma públicamente, contamos con el ejemplo de Mesia de Sentino. En las sociedades clásicas, el uso de la palabra, especialmente en público, era una actividad reservada a los hombres, mientras que el silencio era propio de las mujeres.

Roma

Esta regla que, como demuestra el caso de Mesia de Sentino, puede romperse excepcionalmente por una causa justificada, fue vulnerada repetidamente por Caya Afrania, valiéndole una nefasta reputación. Valerio Máximo incluso la denominó monstruo y compara su expresión en público con los ladridos de un perro. 

La estrategia de desprestigio y ridiculización a la que fue sometida pudo extenderse a su esposo, pues se le denomina Licinio Bucón, un sobrenombre que significa “estúpido”. Estos datos hacen dudar de la veracidad de la información disponible y apuntan a una deformación de Caya Afrania con el objeto de convertirla en la antítesis de la  matrona romana. 

Ulpiano también la menciona como responsable de un edicto del pretor por el que se prohibía a las féminas defender a otras personas en público. Abogar por otros ante un tribunal era un oficio viril, pero es posible que hasta el siglo I a. C., tras la repetida intervención de Caya Afrania ante el pretor, no existiera una prohibición expresa que impidiera ejercer a las mujeres esta actividad. En cualquier caso, sí se les permitía defenderse a sí mismas, como parece que hizo en realidad nuestra protagonista. No obstante, se ha llegado a plantear la posibilidad de que Caya Afrania realmente ejerciera como abogada y motivara por ello la prohibición que recoge este autor. 

Independientemente de la información disponible, permaneció en el recuerdo de los romanos la figura de una mujer que, a pesar de las restricciones sociales y morales, decidió tomar la palabra y defenderse públicamente. De esta forma, se atrevió a ocupar física y simbólicamente el espacio masculino al presentarse en público y romper el silencio en el que la sociedad romana pretendió sumir a las mujeres. Lejos de ser un monstruo, Caya Afrania es hoy un ejemplo de mujer rebelde, valiente y decidida.  

Lidia González Estrada

Universidad de Oviedo

Fresco que representa a una pareja pompeyana. Siglo I a. C. Pompeya, Museo Arqueológico de Nápoles, Nápoles.

Fuentes principales

Juvenal, Sátiras, 2.51-70. 

Ulpiano, Sobre el edicto, 6.

Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, 8.3.2.

Selección bibliográfica

Benke, N., “Women in the Courts: An Old Thorn in Men’s Sides”, MJGL 3, 1 (1995) 195-256. 

Cenerini, F., Rohr Vio, F., (eds.), Matronae in domo et in re publica agentes. Spazi e occasioni dell’azione femminile nel mondo romano tra tarda repubblica e primo impero (Trieste 2016) 121-136. 

Cid López, R.M.ª, “Mujeres y actividades políticas en la República. Las matronas rebeldes y sus antecesoras en la Roma antigua”, en Domínguez Arranz, A. (ed.), Mujeres en la Antigüedad Clásica: género, poder y conflicto (Madrid 2010) 125-152.

González Estrada, L., “La mujer como exemplum. Subversión, desafío y resistencia en Valerio Máximo”, Panta Rei 8 (2018) 73-91.

Höbenreich, E., “Andróginas y monstruos. Mujeres que hablan en la antigua Roma”, Veleia 22 (2005) 173-182.