43. SULPICIA

Apenas se conservan datos sobre la vida de Sulpicia que vivió en el siglo I a. C. Identificada como hija de Valeria y Servio Sulpicio Rufo, cónsul en el año 51 a. C., pertenecía a la aristocracia. Era sobrina de Marco Valerio Mesala Corvino, mecenas de poetas como Tibulo o Lígdamo. Precisamente, ella formaba parte del círculo literario de su tío, lo que evidencia una elevada educación.

Poco conocemos sobre mujeres escritoras en la antigua Roma, a veces solo un verso o un nombre, motivo por el cual Sulpicia adquiere una gran relevancia, puesto que de ella nos han llegado una serie de poemas preservados en el libro III del Corpus Tibuliano, cuya conformación actual es fruto de la tradición manuscrita medieval.

Roma

Al igual que les ocurrió a otras escritoras a lo largo de la historia, su figura, así como su creación, tarda en recuperarse opacada por la producción masculina. Además, durante mucho tiempo su escritura fue calificada como oscura, sus poemas como “de inferior calidad” e incluso se atribuyeron a otros autores.

Al formar parte del círculo literario de Marco Valerio Mesala Corvino, se ha planteado que se encontrase bajo la tutela de Tibulo. Su producción, al menos la que nos ha llegado, se reduce a seis breves elegías a las que se sumarían otros cinco poemas de autoría no tan clara. A través de sus textos, escritos en latín, nos llega la mirada femenina, fruto de sus experiencias, sobre aspectos cotidianos como la caza, el amor, la vida en la ciudad o en el campo. En una sociedad en la que la literatura es de autoría masculina, estas composiciones se convierten en un testimonio extremadamente valioso. La propia Sulpicia se sitúa como sujeto en sus poemas, se presenta como un “yo” femenino, por lo que se diferencia de las producciones masculinas en las que las mujeres aparecen como objetos. Desde el punto de vista temático tiene un total protagonismo el amor y la pasión que Sulpicia muestra por Cerinto, un hombre desconocido que podría identificarse con el Cornuto al que menciona Tibulo.

Nuestra protagonista es un caso excepcional, una transgresora, una mujer entregada a la poesía en una sociedad en la que los hombres dominaban la lírica. Una voz femenina que nos llega directa desde la Antigüedad y que escuchamos cada vez que nos acercamos a cada uno de sus poemas.

Carla Rubiera Cancelas

Universidad de Oviedo

Fresco que representa a dos jóvenes con díptico y punzón (Herculano). Siglo I a. C. Museo Arqueológico de Nápoles, Nápoles.

Imagen de la autora, Carla Rubiera Cancelas.

Fuentes principales

Tibulo, Elegías, 3.8-3; 18.

Selección bibliográfica

Alvar Ezquerra, A., Poesía de amor en Roma. Catulo, Tibulo, Lígdamo, Sulpicia, Propercio (Madrid 1993). 

Argüello Scriba, S., “Sulpicia y su visión lírica”, Káñina, Revista de Artes y Letras de la Universidad de Costa Rica 34/1 (2010) 25-38.

González Saavedra, B., “La obra de una docta puella (Tibul. Carmina III 13-18)”, Quaderns de Filologia. Estudis literaris 17 (2012) 59-64.

Milnor, K., “Sulpicia’s (Corpo) Reality: Elegy, Authorship, and the Body in [Tibullus] 3.13”, ClAnt  21/2 (2002) 259-282.