33. SASIA
Sasia fue una mujer que habría quedado relegada en los márgenes de la historia si no se hubiese encontrado con Cicerón como adversario en un proceso judicial. Es, de hecho, coprotagonista en una de las más interesantes causas penales: el proceso contra Cluencio, en el que participó Cicerón como defensor mientras ocupaba el cargo de pretor en el año 66 a. C. La información que se conserva sobre Sasia se encuentra en el texto que dejó escrito el autor sobre la defensa de su cliente.
Nuestra protagonista vivió en el siglo I a. C. Pertenecía a la élite de un pequeño municipio de Italia, Larino (Campobasso, Italia) y representa la antítesis del modelo femenino de la cultura romana tradicional. Estuvo casada en tres ocasiones. La primera con Aulo Cluencio con quien tuvo a sus hijos Cluencia y Cluencio.
Larinum
Cuando enviudó se casó con su yerno, Aulo Melino, después de haberle hecho repudiar a su hija. Por último, se esposó con Estacio Opiánico quien bajo sus indicaciones, mató a su marido durante las proscripciones de época del dictador Sila.
Cicerón en su discurso En defensa de Aulo Cluencio, muestra a una Sasia libidinosa, llena de costumbres perversas, que le quita el marido a la hija y que ataca a su hijo con el último de sus maridos. La intención de Sasia y de Opiánico era, según el relato ciceroniano, quedarse con la herencia del hijo de la primera, Cluencio, para lo cual tramaron matarlo. De hecho, Opiánico trató sin éxito de envenenarlo y fue condenado al exilio, muriendo en el año 72 a. C. Sasia, en connivencia con el hijo de Opiánico, acusó a su propio hijo Cluencio de haber envenenado a su padrastro, además de haber corrompido a los jueces en el proceso contra Estacio Opiánico. Cicerón asumió la defensa de Cluencio, quien salió absuelto de los cargos.
El jurista presionó al auditorio argumentando que todos los testimonios habían sido buscados y predispuestos desde el inicio por Sasia gracias a sus recursos y a sus elevados medios económicos. Así, el autor la describe como una mujer temeraria, rica y cruel que prepara a los acusadores, instruye los testimonios, se alegra de las condiciones miserables del hijo y que está dispuesta a todo por ver derramar la sangre de su propio hijo. Es un monstruo, la antítesis de lo que se espera que sea. Es una madre que no atiende a sus deberes sagrados. El autor la representa con tintes psicológicos negativos: insensata y loca. También la describe con caracterizaciones positivas masculinas, pero negativas si las posee una mujer: audaz y rica. Ambas calificaciones sirven para mostrar su comportamiento despiadado y brutal.
La historia de Sasia muestra la corrupción de las clases terratenientes de los municipios itálicos y de la propia capital romana donde debió haber mujeres emancipadas, con aspiraciones económicas y sociales, alejadas del modelo tradicional de la matrona. Sasia es un “monstruo” ciceroniano, como Quelidón, Clodia y Fulvia, pero, en parte, diferente a ellas. Su perfil es verdaderamente único en la tradición que tenemos y, por lo tanto, merece atención.
Carla Masi Doria
Università degli Studi di Napoli
Sir Lawrence Alma-Tadema (1866). Preparando las festividades. Colección privada.
Fuentes principales
Cicerón, En defensa de Aulo Cluencio, 5.
Selección bibliográfica
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