22. LICINIA

Vestal, quizás hija de Cayo Licinio Craso, tribuno de la plebe en 145 a. C. Dedicó en el 123 a. C. un templo, un altar y un pulvinar a Bona Dea en el Aventino. Acusada de incesto y enterrada viva en el 114 a. C., junto con las también vestales Emilia y Marcia. Según Dion Casio, Licinia y Emilia tenían muchos amantes, ya que fueron manteniendo relaciones con todos aquellos que podían informar de su conducta, para así asegurarse su silencio, de modo que los hechos se mantuvieron en secreto durante mucho tiempo. Mientras que Marcia, según el mismo autor, mantenía relaciones secretas con un miembro del rango ecuestre y nunca habría sido descubierta si no fuera por la investigación realizada sobre sus compañeras.

Roma

Parece que hubo una primera investigación realizada por el colegio pontifical, que decidió la condena de Emilia y la absolución de las otras dos. Una propuesta presentada por el tribuno Peduceo, y votada por el pueblo, consiguió que un tribunal civil juzgase de nuevo a Licinia y a Marcia, que fueron entonces condenadas y, posteriormente, enterradas vivas según la costumbre.

José Carlos Saquete

Universidad de Sevilla

Estatua en mármol que representa a la Bona Dea. Siglo I. Roma.

Fuentes principales

Cicerón, Sobre la casa, 136; Bruto, 160.

Dion Casio, Historia romana, 26.87.1-5.

Livio, Epítome, 83.

Plutarco, Cuestiones romanas, 83.

Selección bibliográfica

Gruen, E.S., “M. Antonius and the Trial of the Vestal Virgins”, RhM 111 (1968) 55-85.

Rüpke, J., Fasti Sacerdotum: Die Mitglieder der Priesterschaften und das sakrale Funktionspersonal römischer, griechischer, orientalischer und jüdisch-christlicher Kulte in der Stadt Rom von 300 v. Chr. bis 499 n. Chr. (Stuttgart 2005).

Saquete, J.C., Las vírgenes vestales. Un sacerdocio femenino en la religión pública romana, Anejos de AEspA 21 (Madrid 2000).