5. HORACIA

Horacia es la víctima de una triste leyenda romana situada en tiempos del rey Tulo Hostilio. Era hija de un noble llamado Publio Horacio y hermana de los tres Horacios. Su padre la prometió a un joven albano llamado Curiacio.

 El destino hizo que se desencadenara una guerra entre Roma y la ciudad vecina de Alba Longa. Se decidió que, para evitar muertes entre uno y otro bando, se concertaría una lucha singular que debían disputar los mejores combatientes de cada ciudad. Por parte de Roma iban los tres hermanos Horacios y por la de Alba Longa, los tres Curiacios. El combate finalizó con la muerte de los hermanos albanos y de dos de los romanos, quedando con vida uno de ellos. La victoria, por tanto, fue para Roma.

Roma

El superviviente Horacio se dirigió a Roma con los despojos de los vencidos. Cuando Horacia vio que su hermano llevaba el manto que ella misma había tejido para su prometido, rompió a llorar desesperadamente. Al instante, aquel, arrebatado por la furia, le clavó su espada matándola, porque había llorado la muerte del enemigo y no las de sus hermanos. Con ese acto, él mismo se atribuyó de forma ilegítima el derecho de vida y muerte que tenía el padre romano sobre los miembros de su familia. Horacio fue llevado a juicio por parricida, cambiando su suerte ya que había pasado de ser héroe a villano. En Roma se debatió si considerar la muerte de Horacia como un castigo de ámbito privado o, por el contrario, de interés público. El rey decidió dar la palabra al pueblo. Y este optó por absolver al reo. Publio Horacio alegó que él mismo habría matado a su hija si no lo hubiera hecho su hijo.

            Tulo Hostilio, no satisfecho con la resolución, consultó a los pontífices porque con la muerte de Horacia se había dañado la piedad para con los dioses. Aquellos determinaron purificar a Horacio con unos sacrificios. Su padre, además, levantó un tronco en la calzada, conocido como Tigillum sororium, por el que tuvo que atravesar Horacio con la cabeza cubierta. De esta manera reparó el daño y le fue restituido el honor como héroe de Roma. Horacia fue honrada con un sepulcro en el lugar donde había caído muerta. Esta leyenda, aunque llena de anacronismos relacionados con el derecho y el procedimiento judicial romano, ejemplifica los extremos valores sobre los que se asentaba la familia tradicional en la Roma antigua.

Pilar Pavón

Universidad de Sevilla

Jacques-Louis David (1784). El juramento de los Horacios. Museo del Louvre, París.

Fuentes principales

Dionisio de Halicarnaso, Historia Antigua de Roma, 3.21.1-8.

Livio, Historia de Roma desde su fundación, 1.26.

Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, 6.3.6.

Selección bibliográfica

Cantarella, E., I supplizi capital in Grecia e a Roma (Roma 1991).

Dumézil, G., Horace et les Curiaces (Paris 1942).

Pavón, P., “Mujeres delitos y condenas en cuatro leyendas romanas”, Habis 37 (2006) 287-300.

Watson, A., “The Death of Horatia”, CQ 29 (1979) 436-447.