Educación

El fracaso escolar y el abandono del sistema educativo es uno de los retos a los que se enfrenta España. Los informes de la OCDE (2015) presentan datos poco alentadores en España con desiguales resultados según comunidades. Pocos son los trabajos que han tratado de aportar conocimiento sobre los elementos que inciden en el éxito académico, considerando además una perspectiva de género (Cano, Escapa &Marí-Klose, 2015; Cordero, 2015). Según el indicador de la UE utilizado como referencia para el seguimiento de los Objetivos 2010 – 2020 de los sistemas educativos y formativos, el “porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha completado la Educación Secundaria de segunda etapa y no sigue ningún tipo de educación o formación”, es del 12%  en la UE y del 23,6% en España (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2015), lo que supone una brecha significativa.

Como consecuencia de las transformaciones que se han producido en nuestras sociedades en la última década (flujos migratorios, crisis financiera, innovaciones tecnológicas, etc.), el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación (2013-2016)  plantea la necesidad de que la investigación científica en Ciencias Sociales contribuya a una mejor comprensión de la realidad, a la calidad de las políticas públicas y a las estrategias de acción social, estableciendo la mejora del sistema educativo como prioridad en el Reto de Cambios e Innovaciones Sociales (junto con el impacto y evolución de las identidades culturales y sociales en los procesos de cambio y social). El conocimiento de los elementos que permiten superar el riesgo de abandono del sistema y construir trayectorias de éxito puede ser muy valioso para la intervención en estos contextos.