Volamos en un Hércules de las fuerzas aéreas norteamericanas (USAF). El interior de estos aviones está preparado para múltiples usos y misiones, en general el traslado de equipos, tropas, lo que sea necesario en cada momento. Por ese motivo, las condiciones en el interior del aparato no buscan especialmente la comodidad de los pasajeros.

Unas cincuenta personas nos apretamos en el interior del aparato. En este vuelo hay varios grupos de trabajo, cada uno de ellos con un programa y un destino distinto en las diferentes bases polares en el mar de Ross.

Tras seis horas de vuelo llegamos al área periférica de McMurdo, donde se controlan las idas y venidas de los distintos aviones.

Aquí nos esperan otros transportes, y, según nuestros destinos, los científicos se van bajando de éstos como si se trataran de paradas de autobús en una gran ciudad.

Nuestra "parada" es casi la última, allí nos esperan un par de avionetas que nos llevarán al norte, a Bahía Terra Nova, lugar donde se encuentra la única estación polar italiana, un complejo de edificios que soporta toda la actividad científica en la Antártida de este país.

Durante el vuelo se puede apreciar el borde de la plataforma de hielo continental. Esta plataforma avanza sobre el mar empujada por el hielo que se acumula en las zonas interiores, su borde libre sobre el mar puede ser de 30 metros de altura. Periódicamente se separan fragmentos que forman icebergs del tipo tabular, y que pueden llegar a incidir sobre la fauna del fondo marinos hasta casi 300 metros de profundidad. 

También se puede apreciar la orografía de Tierra Victoria, con cadenas montañosas y volcanes aún en actividad

Esta es la base Terra Nova (BTN), Los edificios grises de la izquierda son almacenes, carpintería, herrería, hangares, etc. Las dos cabañas abajo a la derecha se destinan a los científicos que se encuentran en tránsito (como nosotros), que permanecerán temporalmente en la base a la espera de otro destino, en nuestro caso el buque de investigación polar Italica.  

Los edificios centrales constituyen propiamente la estación, además de las oficinas de apoyo logístico y telecomunicaciones, encontramos laboratorios, y alojamientos para aquellos científicos que estén desarrollando investigación en la propia base durante el periodo en el que se encuentra abierta.

Unas cien personas trabajan en esta base, en todos los aspectos imaginables, es una pequeña ciudad. Los contenedores de la derecha son generadores de energía, depuradoras, y todo lo necesario para que la estación funcione a pleno rendimiento.