DIBUJO ESCOLAR

ANÁLISIS DE LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO DIFUMINADOS

          EN LA PRÁCTICA DE LOS DIBUJOS ESCOLARES

Mª Jesús Llinares Císcar

Universidad de Valencia

M.Jesús.Llinares@uv.es

Imagen: Dibujo escolar.

Museo de Historia de la Escuela. Universidad de Valencia.

Evocar el pasado en el material, o en un elemento u objeto del Museo de la Historia de la Escuela, nos invita a escribir sobre vivencias y recuerdos de una sociedad pasada pero no lejana.

En este caso, hemos elegido los dibujos escolares, porque tienen un importante potencial evocador. Aspecto que nos permite a través de ellos, y teniendo en cuenta el significado afectivo de las cosas y de las experiencias vividas, rememorar desde la distancia, una parte importante de la historia que hemos vivido en nuestra niñez. Porque son testimonios y fuente de información que ayudan a reconstruir formas de vida, y situaciones socioculturales y escolares concretas. 

La técnica del dibujo se realizaba en las sesiones de clase que se desarrollaban en las tardes escolares, donde algunas veces a través del dibujo libre, podíamos expresar sentimientos y experiencias personales… por eso, el tiempo que se le dedicaba, era para nosotras una actividad que agudizaba nuestras dotes de observación (vista, mente y mano), que permitía poder descubrir y transferir en el papel el mundo que nos rodeaba. Porque mirar el mundo junto con nuestras vivencias personales, constituía un camino para ir profundizando en la búsqueda y en la expresión de nuestro propio yo. Pero a la vez, también nos iba integrando en una sociedad en donde quedaba patente los sesgos de género.

No obstante, el espacio del horario escolar dedicado a esta materia hacía más agradable nuestro estudio. Era todo lo que necesitaban los recuerdos y nuestra mano, para plasmar en el lenguaje icónico, las conversaciones y vivencias familiares. Era la ventana que se abría para que entrara un poco de aire fresco, que permitía trasladar en el papel la visión de una sociedad patriarcal, clave para que comprendiéramos el límite que existía entre las aspiraciones que envolvían nuestra vida y la cruda realidad.

 

El dibujo libre elegido para la reseña representa una escena cotidiana del sector primario, principal motor de la economía de nuestra zona, a finales de la década de los años treinta del siglo XX. En él se contempla la técnica básica del trabajo, que realizaba el agricultor preparando la tierra para su producción. Escena de la vida real trasladada al lenguaje icónico que desarrollaba nuestra capacidad de comunicación y de todo aquello percibido por nosotras en primera persona. Por eso, el tema del dibujo era frecuente encontrarlo en conversaciones, diálogos y tertulias de nuestros familiares, impregnando también nuestro mundo infantil. Aspecto importante a la hora de interpretar los signos del código icónico, porque permitía relacionarlo con las situaciones vividas, donde se visualizaba la existencia de una sociedad llena de tabús y restricciones, en relación con el trabajo y las responsabilidades que podíamos tener las jóvenes.

Dibujo que es un testimonio documental de la forma de vida de una sociedad patriarcal de hombres que trabajaban el campo, y de mujeres que se dedicaban a las “labores” del hogar. En este sentido, el trabajo de hombres y mujeres, y su relevancia social y familiar, estaba preestablecido de antemano.

 

Por eso, era esencial para nosotras, tal y como se refleja en el tema de esta actividad escolar, preparar el espacio para poder incorporar nuevos elementos a la cultura que tradicionalmente nos había sido asignada. Condición esencial para poder conseguir nuevos roles sociales, actitudes y oportunidades de trabajo y de formación que ayudaran a desmitificar socialmente los estereotipos de género que imperaban en nuestra formación. Pero también, en aquellos que más tarde, estaban presentes en el mundo laboral que se nos había asignado según nuestro género. Circunstancia que nos hacía tomar conciencia crítica, y que nos aleccionaba sobre la importancia de la educación para luchar en favor de la igualdad profesional entre las personas, hombres y mujeres, porque habíamos de ser todos, primero receptores y después agentes de transformación sociocultural.