MAPA DE ESPAÑA

  DESCUBRIENDO LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SUS MARES.

                  EL MAPA A RELIEVE COMO RECURSO

                                DIDÁCTICO EN ESPAÑA

Carlos Sanz Simón

Universidad Complutense de Madrid

csa02@ucm.es

Imagen: Cuadro de mapa de España en relieve.

Museo Complutense de Educación. Universidad Complutense de Madrid.

La enseñanza de la Geografía ha formado parte del sistema educativo español desde su origen. El Informe Quintana, en 1813, incorporaba esta materia como parte de la segunda enseñanza. Además, era requisito superarla para poder acceder a la tercera enseñanza, esto es, los estudios superiores. 

Desde entonces, la conformación de esta disciplina ha perdurado en nuestra educación, explícita o implícitamente. Y también ha sido sujeto de replanteamientos y renovaciones pedagógicas en sus metodologías y materiales. Uno de los más utilizados han sido los mapas. 

Con la instauración de la Ley de Instrucción Primaria de 1857 comenzó la distribución a gran escala de manuales escolares y otros materiales complementarios. Ya entonces en los manuales de geografía se colaban los mapas generales del reino como un recurso indispensable para este saber. Tal fue su importancia que el Reglamento de Instrucción Primaria publicado en junio de 1868 afirmaba que “en Geografía el principal auxiliar de la enseñanza ha de ser el mapa, que debe preceder al libro y aún suplirlo” (Real Orden, 1868: 3).

Así las cosas, este material se convirtió en una herramienta básica tanto en papel, como en libros, paredes… y también en fachadas y suelos. Precisamente, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, y auspiciado por las nuevas corrientes pedagógicas europeas, el mapa fue objeto de transformaciones para hacer de él un recurso intuitivo y vivencial. Llegaron así los mapas a relieve de la península ibérica.

En 1861 existen ya pruebas de la adquisición de mapas de España a relieve, y en 1892 se presentarían sus bondades didácticas. La Escuela Moderna se haría eco del mapa peninsular hipsométrico diseñado por Federico de Botella, inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas y vicepresidente de la Sociedad Geográfica de Madrid. En dicho mapa —de una escala de 1 por 2.000.000— se contaba con numerosos detalles topográficos, tales como itinerarios de ferrocarril o cuencas hidrográficas (Coello, 1892). Sus ventajas no solo se estudiaron en el ámbito educativo, sino también en el militar y en las comunicaciones.

No obstante, su recomendación masiva llegaría a nivel estatal a principios del siglo XX de la mano de una mujer. Desde 1900, con el recién creado ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, se sugirió a los directores de los centros educativos y de escuelas normales la adquisición de este mapa, el cual figuraba en propiedad de Regina Pérez Alemán, maestra nacional de Guadamur (Toledo)[1]. Pese a que se reconocía la dificultad de su adquisición por su elevado coste, esta se recomendaba por ser “un medio de instrucción tan gráfico en orden a la hidrología y orografía de la Península Ibérica” (Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1902: 525). Posteriormente, su uso se extendería a partir de la primera década (Pozo, 1993-94), y se prorrogó durante el siglo XX en escuelas de distinta titularidad (Álvarez, 2012; Fernández, 2019; Viz, 2021). Por su material y disposición, fue una herramienta asociada a la enseñanza al aire libre.

[1] El tamaño de los mapas oscilaba entre los 0,46 por 0,40 metros a los 1,00 por 1,31 metros y tenían un precio de entre 80 y 300 pesetas en 1909, tal y como figuraban en los anuncios de la prensa pedagógica de la época.

Su formato desde entonces ha sido variable y su uso e instalación se prolongaron durante varias décadas. De estar ubicado en fachadas o pavimentos externos a ser enmarcados y utilizados en las aulas. De una geografía física peninsular a la regional. Indicando con mayor o menor escala la serpenteante geografía ibérica y las principales ciudades y capitales, cubriendo de agua el Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo. Generando un aprendizaje significativo de la orografía desde la infancia de niñas y niños. Aún hoy se puede disfrutar de estos mapas centenarios, lo que demuestra la vigencia de su innovación y el interés por este patrimonio histórico-educativo.

Referencias bibliográficas

Álvarez Lázaro, Pedro (2012): Pinceladas históricas sobre la formación de maestros en España. Padres y Maestros, 345, 7-8.

Coello, Francisco (1892): Un mapa hipsométrico. La Escuela Moderna, Tomo segundo (enero-junio).

Fernández Gómez, Elena (2019): »Transformando el jardín en escuela». Las escrituras expuestas en las Escuelas del Ave-María del Padre Manjón. History of Education & Children’s Literature, 14(1), 421-447.

Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (1902). Real Orden recomendando a todos los Directores de Centros docentes la adquisición de un mapa de España y Portugal, a relieve, propiedad de Doña Regina Pérez Alemán. Gaceta de Madrid de 2 de febrero de 1902, 122, 525.

Montero-Pedrera, Ana María y Real Apolo, Carmelo (2018). La historia oral como recurso histórico-educativo: Testimonios de antiguos alumnos de las escuelas del Ave María de Dos Hermanas (Sevilla). En Sara González, Juri Meda, Xavier Motilla Salas y Luigiaurelio Pomante (Eds.): La práctica educativa. Historia, Memoria y Patrimonio (pp. 615-626). España: Fahrenhouse.

Pozo Andrés, María del Mar del (1993-94): La utilización de parques y jardines como espacios educativos alternativos en Madrid: 1900-1931. Historia de la Educación: Revista interuniversitaria, 12-13, 149-184.

Real Orden de 13 de junio de 1868. Gaceta de Madrid de 19 de junio de 1868, 171, 2-5.

Viz González, Jorge (2021). Docencia y arquitectura en la escuela Tras do Eixo (Teo, Galicia). Cabás, 26, 93-112. En línea: https://doi.org/10.35072/CABAS.2021.10.51.016