RADIO

MÚSICA Y VOZ PARA EMOCIONAR A TRAVÉS DE LAS ONDAS

Valeriano Durán Manso

Universidad de Sevilla

valerianoduran@us.es

Imagen: Radio.

Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla.

La música ha sido una aliada de la radio desde sus inicios. Así sigue siendo en la actualidad, donde es la protagonista junto a la información y el ámbito deportivo, pues la cuarta en discordia, la ficción sonora, que era omnipresente desde finales de los años 50 con seriales de Guillermo Sautier Casaseca para Cadena SER como Ama Rosa, dejó de serlo dos décadas después. Sobre estos cuatro pilares se estructuraba la programación radiofónica en España, especialmente en la citada emisora, que durante el franquismo se centró especialmente en el entretenimiento ante la imposibilidad de ofrecer informativos propios debido al poder hegemónico de Radio Nacional de España (RNE), que ofrecía las noticias que dictaba el régimen. Desde los tiempos de la Segunda República, oyentes de las más diversas clases sociales se reunían en torno al invento de Guillermo Marconi, fascinados por las voces que se oían, las canciones que sonaban y, en definitiva, por la magia que transmitía. La copla dominaba la música en español, tanto en esta etapa como en la dictadura, y cantantes como Imperio Argentina y Miguel de Molina no tardaron en convertirse en los protagonistas de las ondas. Poco después lo harían Concha Piquer, Juanito Valderrama, Juanita Reina o Antonio Molina, entre otros muchos artistas.

A pesar de que la radio se dirigía a todo tipo de públicos, hay uno que destacó sobre los demás porque pasaba más tiempo en el hogar: las amas de casa. Ellas, junto a las chicas que trabajan como asistentas, tenían un momento en el día muy especial para reunirse en torno a la radio: la sobremesa. Cosiendo, bordando o planchando, es decir, realizando aquellas actividades que les permitían estar más concentradas y también más en silencio –gracias en buena medida a que los hijos se encontraban a esas horas en el colegio-, disfrutaban de las radionovelas y de las rotundas voces de Juana Ginzo, Pedro Pablo Ayuso y Matilde Conesa. Con el auge de la televisión producido a principios de los 70, y sobre todo a partir de la Transición, este momento del día fue conquistado en un principio por los espacios teatrales y más tarde por las telenovelas, que a día de hoy siguen ocupando la misma franja horaria en las cadenas generalistas. De esta manera, se evidencia que la programación televisiva es heredera directa de la radiofónica, algo que se comprueba también en la estructura de los informativos y en el desarrollo del formato magazine, tanto en el de mañana como en el de tarde, con noticias de actualidad, mesas con colaboradores, asuntos políticos, temas de sociedad y cuestiones culturales.

Los programas musicales están muy ligados a este medio. Numerosos cantantes se dieron a conocer al participar en ellos. Así lo han recordado en varias ocasiones Ana Belén, Raphael, Rocío Dúrcal y Rocío Jurado, quienes se presentaban a los concursos de la radio, se daban a conocer y posteriormente salían en televisión. De ahí, el salto al cine era prácticamente inmediato. Todos ellos participaron en películas –casi siempre de tipo musical-, en las que pudieron demostrar la diversidad de registros que tenían, desde canciones infantiles en primer lugar, a copla, canción ligera o rancheras. Sin duda, estas estrellas de la canción se movieron en sus inicios entre la radio, la televisión y el cine, convirtiéndose en unos rostros y unas voces muy familiares para el público. La relación entre los tres medios, en lo que a promoción musical se refiere, se mantuvo casi hasta la década de los 90, es decir, justo antes de la eclosión de Internet y del nacimiento de las plataformas musicales. Así lo recuerdo durante la década de los 90, cuando Ana Belén deleitaba a los oyentes con Lía, Rapahel con Escándalo, Dúrcal con Cómo han pasado los años y Jurado con Punto de partida, entre otros célebres temas. Julio Iglesias hacía lo mismo con los temas de su disco Raíces, cuya cinta de cassette sonaba en la radio del coche durante los viajes a Punta Umbría. Aunque yo era muy pequeño, lo recuerdo bien y pude aprenderme algunas de estas canciones. Estos artistas forman parte mi memoria emocional y auditiva porque eran algunos de los preferidos de mis padres. Además, los escuchaba tanto en la radio, como en sus cintas y en la televisión cuando aparecían en algún programa, algo que era muy frecuente tanto en las cadenas públicas como en las privadas. Los programas musicales que combinaban diversos estilos musicales, y en los que actuaban los cantantes mencionados junto a estrellas de diversos momentos, como Lola Flores, Paloma San Basilio, Miguel Bosé, Alaska o Mecano, estaban presentes en todas las parrillas y experimentaron un auge con la llegada de las autonómicas.

Gracias a la radio pude descubrir los nuevos talentos surgidos en los 90, donde destacaron numerosas mujeres. Laura Pausini, Rosana, Ella baila sola, Mónica Naranjo o Marcela Morelo son algunas de las que mejor recuerdo. A esto contribuyó, sin duda, que mi hermana Rosa –solo 19 meses mayor que yo-, se comprara las cintas de cassette de los primeros discos de ellas. Así, en la radio del salón sonaban La soledad de Pausini, Si tú no estás aquí de Rosana, Amores de barra de Ella baila sola, Desátame de Naranjo o Corazón salvaje de Morelo. Todas estas canciones no tardaron en convertirse en las favoritas de los oyentes gracias a la promoción radiofónica, y posteriormente mediática, que experimentaron. Los discos en los que aparecían se titulaban Laura Pausini (1994), Lunas rotas (1996), Ella baila sola (1996), Palabra de mujer (1997) y Manantial (1997), respectivamente, y contenían otros temas que se hicieron igualmente famosos. Algunos que recuerdo especialmente son Se fue y Amores extraños, de Pausini; A fuego lento y Sin miedo, de Rosana; y Lo echamos a suertes y Cuando los sapos bailen flamenco, de Ella baila sola. Ahora que pienso en estas canciones, siento que las letras son actuales y que entiendo mucho mejor lo que quieren decir. Quizá sea porque durante el tiempo que ha transcurrido desde que aparecieron por primera vez en las ondas, he podido descubrir el significado que tienen. A veces siguen sonando en las diferentes emisoras de radio y me siguen transportando al niño y adolescente que un día fui.

Cada generación considera como propia la música denominada “de su época”, que no es otra que aquella que marcó sus años de juventud. La mayoría descubrió a sus cantantes preferidos gracias a la radio, desempeñando este medio un importante papel en lo que respecta a la cultura, a la música y a la socialización. Por este motivo, pensar en la radio evoca en muchos casos a la nostalgia, al recuerdo de un ayer marcado por la felicidad y a los sentimientos experimentados cuando sonaban los primeros acordes. Si bien este medio se ha ido reinventando con el paso de los años y ha tenido que convivir con otros que congregan a más seguidores, siempre ocupará un lugar primordial en la memoria de los oyentes gracias a la música y a las voces que interpretan las canciones. Solo por ello la radio merece ser eternamente recordada.