LATA DE COLA-CAO

            LAS MODERNAS Y EFICACES AMAS DE CASA

                                 DEL FRANQUISMO

Mª del Carmen Agulló Díaz

Universitat de València

m.carmen.agullo@uv.es

Lata de Cola-Cao.
Museo Andaluz de la Educación

“El ama de casa debe ser la primera en levantarse y la última en acostarse” recomendaba la Guia de la mujer (Crespo, 1952: 123) destinada a instruir en sus tareas domésticas a las amas de casa de clase media, recordándoles su deber de madrugar para arreglar el desayuno familiar en el que, siguiendo la tradición, su principal componente era el chocolate, cuya preparación requería mucho tiempo y habilidad.

Pero en la década de los 60, las mujeres españolas, influidas por las costumbres americanas que penetraban a través de los medios de comunicación, empezarían a anhelar ahorrar tiempo y esfuerzos en las tareas domésticas para dedicarlo al ocio y el cuidado personal. De aquí la ventaja de sustituir el clásico chocolate por un alimento moderno, nuevo, fácil de preparar: el Cola-Cao, reconstituyente, de agradable sabor, que, disuelto en leche, podía ser degustado por los más jóvenes de la familia, y cuya base eran el cacao y la cola, el mismo ingrediente de ese otro producto típicamente americano: la Coca-Cola.

Son los años en los que, remontada la autarquía, comienza el consumismo, imprescindible para la recuperación del país. Con todo, la buena ama de casa aumentará sus compras sin abandonar los principios de reutilización recomendados por las falangistas en sus manuales de economía doméstica, en los que también se aconsejaba:

La despensa estará provista de estantes donde colocar las provisiones. Estas no se dejarán en las bolsas de papel en que vienen de la tienda. Las legumbres deben ponerse en cajas de hoja de lata. Cada envase debe llevar un rótulo que indique el género que se guarde en él. Esto evita pérdida de tiempo (Sección Femenina, 1945: 68).

Y estas cajas de hojalata fueron el recurso que encontraron los fabricantes del Cola-Cao para compaginar la promoción de su consumo en mayores cantidades con la sensación de ahorro. La empresa simultaneó la distribución de los originarios pequeños botes desechables de cartón amarillo, con unos nuevos envases de atractivas cajas de latón con forma de paralelepípedo, que contenían 1.500 gramos, cantidad que suponía invertir una cuantía elevada de pesetas, fuera del alcance de las economías más débiles, lo que confería un status social privilegiado a sus compradoras.

Las latas mostraban en la cara anterior un dibujo del ilustrador Antoni Tusell Ribas. Siguiendo la estética de los años 50 del estilo americano de vida, representaba una madre joven y sonriente, perfectamente peinada y vestida, ataviada con el imprescindible delantal, símbolo de su estatus de ama de casa (Nilsen, 1975), que elevaba una bandeja en la que se distinguían dos tazas y un bote de Cola-Cao, y que era contemplada con admiración por un niño y una niña, cuya aparición no es casual ya que indicaba que era conveniente para ambos sexos.

La cara posterior y uno de los laterales reproducían un estampado de lunares blancos sobre fondo de diversos y atractivos colores. Un rótulo contenía el nombre del comestible con el que podría relacionarse cromáticamente facilitando la identificación de su contenido y evitando pérdidas de tiempo. Así, la amarilla era para el arroz; la marrón para el café, la naranja para los garbanzos…Hasta diez colores para diez productos diferentes que se conservaban en ellas, consiguiendo “estimular la pulsión coleccionista y ofrecer el segundo uso de la lata como un valor añadido que prolongaba sin límite la presencia de la marca” (Faerna, 2019). Latas de alegre colorido, destinadas a las flamantes cocinas con armarios de madera, formica y railite. Exponerlas en las estanterías era un signo de modernidad, a la que no querían renunciar las jóvenes amas de casa que las convirtieron en objeto femenino de deseo y de colección, lejos de las aspiraciones masculinas, ya que la cocina formaba parte del ámbito privado, del que ellos estaban excluidos siguiendo los estereotipos patriarcales.

El Cola-Cao es el sabor de una época, pero también forma parte de la banda sonora del franquismo. La radio, el medio de comunicación más femenino, porque permitía a las mujeres compaginar su escucha con la realización de tareas domésticas (Agulló, 1999), fue el elegido para promocionarlo. Mientras ellas preparaban la merienda, surgía de la radio el jingle publicitario con la célebre canción que repetía: “Yo era aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola-Cao” describiendo las imágenes que ilustraban los botes, de hombres negros africanos, con sucintos taparrabos, que, en medio de un paisaje de palmeras, cargaban pesadamente en sacos y cestas el cacao que daría lugar al alimento que endulzaría nuestros días. Imágenes ciertamente racistas que hace que convivan sabores dulces y recuerdos amargos, de una etapa en la que todavía teníamos colonias en el África subsahariana.

La canción acompañaba también a los programas radiofónicos patrocinados por la marca, muy populares entre las oyentes como los seriales radiofónicos (Díaz, 1997) y una serie, dedicada al público familiar, Matilde, Perico y Periquín, que relataba en clave de humor las experiencias de una familia peculiar y que alcanzó una enorme audiencia.

Las latas del Cola-Cao se convierten en un artículo destinado a las eficientes amas de casa del incipiente desarrollismo de la España de los años 60, a las que se dirigía la consigna de “consumir y ahorrar.” Años más tarde, fueron sustituidas por otras que, sin abandonar el sello de la feminidad, traspasaron la cocina: sobre un fondo de color alegre se distribuían dibujos orientales indicando sus rótulos que estaban destinadas a recoger objetos de uso femenino: Labores, encajes, hilos, cintas, botones, cartas, pañuelos…

70 millones de unidades adquiridas son prueba del estrecho vínculo que se estableció entre producto y destinatarias, lo que convierte a la lata del Cola-Cao en un auténtico símbolo de la modernización del modelo de ama de casa del franquismo.

Referencias bibliográficas

Agulló Díaz, Mª del Carmen (1999): La educación de la mujer en el franquismo y su evolución en Valencia (1951-1970). Tesis doctoral. Valencia: Universidad de Valencia.
Crespo-Azorin de Soler Fando, Mercedes (1952): Guía de la mujer. Valencia: Castalia.
Díaz, Lorenzo (1997): La radio en España 1923-1997. Madrid: Alianza Editorial.
Faerna, José María (2019): Cola Cao y Puig: ¿Recuerdas estos dos clásicos del ‘packaging’? En línea: https://www.houzz.es/revista/cola-cao-y-puig-recuerdas-estos-dos-clasicos-del-packaging-stsetivw-vs~119504434
Nilsen, Alleen Place (1975): ‘Women in Children’s Literature’. En Maccia, Elizabeth S. (Ed.): Women and education. Springfield, XIII: CC Thomas.
Sección Femenina de la FET y de la JONS (1945): Manual de Economía doméstica, para las alumnas del 4º año de Bachillerato. (no consta editorial).