DIBUJO INFANTIL

                                   LUISITA Y LA PLAYA

Cristina Sendra Mocholí

Universitat de València

Cristina.Sendra@uv.es

Imagen: Dibujo infantil. Niños jugando en la playa, ca. 1930. Lápices de colores sobre papel cuadriculado (30 x 22 cm). Autora: Luisita Tortajada Baron. Museo de Historia de la Escuela.Universidad de Valencia.

Este dibujo infantil forma parte de la exposición permanente “La construcción del sistema escolar” del Museu d’Història de l’Escola de la Universitat de València. Se encuentra en una de las vitrinas dedicadas al primer tercio del siglo XX, vitrinas que guardan objetos y materiales que ofrecen un relato sobre la dignificación profesional del magisterio y sobre el impulso democratizador y modernizador que supuso la Segunda República.  La autora del dibujo es una niña que firma con el nombre de Luisita Tortajada Baron. Con lápices de colores y sobre un papel de cuadrícula grande, Luisita representa dos niños (su cabello es corto) de espaldas, cogidos de la mano, desnudos, mirando hacia la inmensidad del mar. El mayor sostiene un cubo, el pequeño una pala, objetos que, antes y ahora, nos hablan del juego infantil en la orilla del mar. Les acompaña un perro grande, de pelaje oscuro. Las aves vuelan sobre sus cabezas y unos barcos se observan lejos, en el horizonte. Rodea la imagen un marco de formas geométricas que se repiten siguiendo un mismo patrón. Sin duda, el papel cuadriculado invitó a Luisita a realizar este tipo de adornos.

Posiblemente la primera pregunta que nos hagamos al mirar este dibujo sea si Luisita conocía la obra de Joaquín Sorolla. Es muy difícil no pensar en los cuadros de Sorolla al observar este dibujo. Aquellas escenas sobre el Mediterráneo valenciano, en las que también aparecen niños desnudos, disfrutando del agua del mar, de la arena, del sol, de la brisa. Obras en las que la luz tiene una influencia decisiva en los colores del mar y de la piel de los niños. Podemos intuir que Luisita ha observado detenidamente el mar y los cuerpos de los niños. Su dibujo parece mostrar un día de verano, en el que el sol ilumina las espaldas de los pequeños y el mar que, con distintos colores azulados, se extiende, incluso, por debajo de los pies de los niños.

Este dibujo fue adquirido, junto con otros de Luisita y de su hermano, en un rastro. Los otros dibujos, también realizados con lápices de colores, representan un burro, un pájaro en su nido y unos niños jugando vestidos con atuendos que nos revelan el momento histórico en el que fueron realizados. Son dibujos similares al tipo de ilustraciones que aparecen en los manuales y otros materiales escolares de la época. Probablemente, sean reproducciones realizadas a partir de alguna ilustración que fue tomada como modelo.

El dibujo de los niños en la playa de Luisita es diferente. No parece una copia. Podría ser más bien fruto de la observación del mundo que le rodea: del mar, de la luz, de los cuerpos desnudos de los niños. Su dibujo nos sugiere que, tal vez, en la escuela de Luisita se cuidaba la educación estética y que, de alguna manera, se procuraba que las niñas tuvieran contacto con las obras maestras del arte; que, quizá, se ofrecía tiempo a las niñas para estar al aire libre, disfrutando de la luz del sol y observando sus efectos sobre los elementos naturales que ilumina; que, acaso, se incluyera el dibujo en el estudio de las distintas disciplinas escolares como instrumento que ayuda a representar, comunicar y comprender el mundo en el que vivimos; que, a lo mejor, en la escuela de Luisita se dejaba a las niñas dibujar libremente, brindando la posibilidad de crear sin miedo, sin prejuicios, sin escandalizarse por la representación del cuerpo desnudo de los niños, sin estereotipos que limitasen su imaginación… Nada podemos saber con seguridad. Sin embargo, cada vez que observo el dibujo de Luisita pienso que ojalá todas las niñas, de cualquier época y lugar, hubieran tenido la posibilidad en sus escuelas de realizar un dibujo como el que un día hizo Luisita.