ESCOPETA DE CAÑA

         ESCOPETA DE CAÑA, A LA CAZA DE LOS SUEÑOS

Ángel Serafín Porto Ucha | Mª Raquel Vázquez Ramil

Universidad de Santiago de Compostela | Universidad de Valladolid

angelserafin.porto@usc.es | mariaraquel.vazquez@uva.es

Imagen: Escopeta de caña.

Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla.

El juego fue empleado desde muy antiguo para acercar, fundamentalmente a niños y niñas, a determinados conocimientos. Para nosotros, procedentes de familias asentadas en entornos rurales, el uso de la escopeta era común en la caza desde la juventud. De nuestro paso por la escuela primaria, recordamos a algunos de nuestros propios maestros en épocas de caza, salir los domingos acompañados incluso de sus esposas y pertrechados con los alborotados canes y los vistosos aperos necesarios para este menester. La caza no buscaba solo la presa, sino el contacto con la naturaleza, con el paisaje, con la vida silvestre, y el saludable ejercicio físico.

De ahí que los niños, desde edades tempranas, sintieran la curiosidad por fabricar sus propios juguetes (enredos, en Galicia), con una finalidad lúdica y de entrenamiento para la vida adulta. Las fiestas del pueblo, con las barracas de feria del «tiro-pichón», eran (y siguen siendo) objeto de exhibición de habilidades como la puntería y el pulso y alimentaban fantasías entre la población más joven, niños y niñas, y también entre no pocos adultos.

La escopeta de caña, «escopeta de cana de millo» en Galicia (Brandín, Xocas), «espingarda» en Galicia y Portugal (Cabral), se sitúa, desde el punto de vista de la clasificación del catálogo de los juegos populares y tradicionales, en el apartado de «juego popular y conocimiento del mundo», en la variedad de «aprendiendo a sobrevivir». En Aragón, Mariano Coronas describe diferentes tipos de escopetas.

Respecto a su descripción, señala Veiga (1998: 149; 2001: 40): «O enredo é tan simple como unha vara pequena fendida ó medio por un dos seus extremos. Nese extremo, precisamente, atravésaselle un pauciño, que ó apertar as dúas metades da vara, sae disparado». Es un juego de construcción, que necesita cierta destreza, en su elaboración y en el uso como juguete. En su desarrollo posterior, se trata de un juego simbólico, de identificación con un modelo. En su forma elemental, se presenta como juego sencillo y económico, aunque con el refuerzo de la siempre fértil imaginación infantil se presta a organizar batallas y campeonatos de puntería, a partir del nivel educativo de la Educación Primaria, con criterios de cooptación en la aldea o en el barrio. De nuestro paso por la escuela primaria, recordamos el aprovechamiento de la varilla del paraguas en desuso y la habilidad de simulación para la culata, recurriendo incluso a las orientaciones de algún carpintero o ebanista-armero próximo para aventajar en vistosidad a nuestros propios compañeros, contando así con un pequeño batallón parroquial de escopetas de caña, varillas, madera, que combatían por ser la más bonita, la más llamativa y, al fin, la más inofensiva, a pesar de su bélica inspiración.

En un mundo como el de hoy, donde la educación para la paz es tan necesaria, la connotación «belicista» de determinados juguetes, requiere mucha prudencia en su uso y orientación El tema no es nuevo. En nuestros estudios sobre la Institución Libre de Enseñanza, tenemos registrada la exhibición que los alumnos de la llamada «Colonia Escolar Compostelana» hicieron con fusiles simulados en el Pazo de Lourizán (Pontevedra) ante Eduardo Vincenti y Eugenio Montero Ríos en 1893, con el enfado de Vicenti, entonces Director General de Instrucción Pública, que, en una Circular al año siguiente, dictó que la presencia del fusil y de los ejercicios militares serían objeto de rechazo (Porto Ucha, 1986: 204-209).

Sin embargo, la entrañable escopeta de caña, tallada con esmero y cariño, era un juguete elaborado por las propias manos y, por tanto, de mérito, único, puesto que su factura artesanal impedía que hubiese dos iguales, y totalmente inofensivo, de ahí el dicho popular extendido por toda la geografía española: «Fallas más que una escopeta de caña». La esencia de nuestra pequeña escopeta de caña no era matar, sino apuntar al cielo.

Referencias bibliográficas

Brandín Feijoo, Camilo (1986): Os xogos dos nosos rapaces. Ourense: Caixa-Ourense.

Cabral, António (1991): Jogos populares infantis. Porto: Domingos Barreira.

Coronas, Mariano (1985): Así nos divertíamos, así jugábamos… Labuerda (Huesca): Concello-Diputación Provincial.

Lourenzo Fernández, Xaquín (Xocas) (1992): Enredos. Santiago de Compostela: Museo do Pobo Galego.

Porto Ucha, Ángel S. (1986): La Institución Libre de Enseñanza en Galicia. Sada-A Coruña: Ediciós do Castro.

Veiga García, Francisco Manuel (1998): Xogo popular galego e educación. Vixencia educativa e función de identificación cultural dos xogos e enredos tradicionais. Tesis doctoral, 2 vols. USC. Facultad de Ciencias de la Educación. Director: Ángel Serafín Porto Ucha.

Veiga, Paco (2001): O libro dos xogos populares galegos. Catálogo descritivo e educativo. Santiago de Compostela: Sotelo Blanco.