CUADERNO DE ARTE
TRAZOS DE PATRIMONIO Y EDUCACIÓN
Imagen: Cuaderno de Arte.
Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla.
Desde muy pequeña tuve la suerte de poseer ciertas dotes para el dibujo artístico, una disciplina que marcó desde bien temprano mi itinerario académico hacia la Universidad, lo que finalmente me condujo a estudiar la Licenciatura en Bellas Artes y posteriormente la Licenciatura en Historia del Arte.
La facilidad que tenía por el dibujo y el buen hacer me convirtió en la “artista” de la clase, la alumna más popular en materia artística y la ayudante de la maestra y profesora en etapa primaria y secundaria respectivamente para elaborar materiales que decorarían el aula, incluso la líder del grupo para elaborar y competir en el Certamen de Carteles de la Semana Cultural del Centro.
En mi entorno familiar siempre fui la creativa de las hermanas y única autora de todos los trabajos que salían de casa para el colegio.
Evidentemente mi asignatura favorita siempre fue plástica, después, durante la Educación Secundaria fue Educación Plástica Visual (EPV) y siempre utilizaba este tipo de recursos para decorar las portadas de mis libretas y archivadores, independientemente de la asignatura que fuese.
Desafortunadamente, con la llegada de las tecnologías, este tipo de prácticas han sido sustituidas por programas informáticos como InDesing o Canva, aunque no han desaparecido del todo, pues el lettering está de moda, recientemente ha regresado la escritura manual a la industria del diseño.
En el campo artístico profesional de las Bellas Artes, los artistas ya no presentan su block de dibujos sino el portafolio del artífice. En este sentido, el cuaderno de arte podemos considerarlo como el precedente al libro de artista, el portafolio, perfil en redes o incluso cuaderno de bocetos (sketchbook), entendido este último como un diario personal que contiene diseños, dibujos rápidos, notas y reflexiones escritas, mapas conceptuales, fotos, folletos de exposiciones, experimentos con diferentes medios, análisis de escritos de obras de arte, lluvia de ideas, así como ideas o experimentos más elaborados.
El concepto de los primeros Livres d´Artiste fue el resultado de tres influencias decisivas: la del editor Henry Floury que comisionó las ilustraciones de Histories naturelles (1898) de Toulouse Lautrec; y la de los grandes marchands franceses, que más tarde se convirtieron en editores, Ambroise Vollard y Daniel Henry Kahnweiler. (Cespo, 2010:14)
Si hay algún objeto que defina el ajuar escolar, ese es el cuaderno de arte, un artefacto que reúne los trabajos más valiosos para un niño o niña durante su etapa escolar, un diario en el que se refleja de manera ilustrativa cada una de las actividades que desarrolla en el aula, en concreto con la disciplina artística.
Mi madre me cuenta que en su generación, la disciplina artística estaba muy vinculada con las labores de punto de cruz y el bordado. Todas estas fichas que hacían con distintos tipos de punto y cenefas, eran recopiladas en formato de cuaderno a modo de muestrario.
En definitiva, el cuaderno de arte entendido como una herramienta de trabajo en la etapa escolar, se ha convertido a día de hoy en un documento que marca la identidad del estudiante, sus dotes artísticas y una generación específica que muestra a través del trazo y la aguja los conocimientos adquiridos en una etapa esencial para la educación. Sin duda, los cuadernos escolares son un patrimonio singular, como así lo definen Martínez y Masip (2020: 34).
Referencias bibliográficas
Crespo Martín, Bibiana (2010): El libro-arte. Clasificación y análisis de la terminologia desarrollada alrededor del libro-arte. Arte, Individuo y Sociedad, 22 (1), 9-26.
Martínez Alfaro, Encarnación y Masip Hidalgo, Carmen (2020): Los cuadernos escolares, un patrimonio singular. Cátedras y gabinetes: Revista de la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos, 5, 34-41.