ESTAMPAS DE PRIMERA

          COMUNIÓN

    LOS TONOS PASTEL DE MIS RECORDATORIOS DE

                             PRIMERA COMUNIÓN

Montserrat González Fernández

Universidad de Oviedo

montseg@uniovi.es

Estampas recordatórias de Primera Comunión.
Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla

La evolución de las artes gráficas y la mejora de la calidad en la reproducción de imágenes trajo como consecuencia la rebaja de los costes y con ello la aparición de impresores especializados en la edición de estampas con imágenes religiosas, que servirían para recordar a los fieles momentos significativos de su vida: bautismo, primera comunión, matrimonio, defunción. Solían ser pequeñas tarjetas de cartulina o papel, poroso o satinado y de diferente gramaje, rectangulares y generalmente de orientación vertical, impresas por una o por las dos caras, elaboradas con cierto esmero aplicando todo tipo de técnicas como aguafuertes, xilografías, cromolitografías, animando así a la conservación de los recordatorios, que han atravesado el tiempo y han llegado hasta nuestros días, a pesar de considerarlos hoy como materiales ephemera. Hubo épocas en las que predominó la imagen en una sola tinta, generalmente negra, otras, ya en el siglo XX, con gran colorido, estampaciones doradas impresas con punzón en relieve, solo al alcance de adinerados. Contenían imágenes sagradas, símbolos, citas bíblicas u oraciones, así como motivos florales, además de los propios datos de la comulgante. A mitad de siglo, los recordatorios de primera comunión ya se habían generalizado entre las clases más populares y el ilustrador de cuentos infantiles Juan Ferrándiz, que llegaría a ser el más estimado y reconocible en su iconografía de temática navideña con figuras de caritas redondeadas que irradiaban humildad y ternura, las llevó también al mundo del recordatorio de comunión, con un gran éxito e inspirando el trabajo de otros artistas como Constanza Armengol o Juan Vernet.

Los motivos pascuales como el cordero, la paloma y el trigo dejan paso o conviven con tiernas escenas piadosas protagonizadas por niños y niñas y se empiezan a incorporar también a los recordatorios fotografías de las propias protagonistas, vestidas con sus trajes de comunión, portando en las manos devocionario y rosario, en actitud cuasi mística.

Es difícil encontrar literatura sobre los recordatorios si exceptuamos el reciente trabajo de la etnobotánica Beatriz T. Álvarez, que analiza el fondo digitalizado que conserva la Biblioteca Nacional (integrado en la Biblioteca Digital Hispánica), centrando su análisis en los motivos vegetales que aparecen en los más del centenar de recordatorios de bautismo y primera comunión que analiza, y nos habla, entre otras, de azucenas y rosas que forman parte de la iconografía católica y simbolizan pureza y castidad, así como del trigo y la vid, símbolos eucarísticos por excelencia.

 

En la actualidad, también podemos encontrar a la venta estampas para primera comunión que recrean los recordatorios antiguos, como el que presenta una imprenta indicando que es el más elaborado de su catálogo, aludiendo al troquelado de los bordes y a los gramos de la cartulina verjurada que servirá para incorporar un texto opcional con imagen antigua o fotografía actual, advirtiendo que no es una tosca imitación sino que aprovecha las ventajas de la tecnología y anunciándolo como diferente, que deja huella y perdura en el tiempo, asegurando que se conservará y pasará de generación en generación. También tenemos la web tienda oficial Memory Ferrándiz, S.L. para todos aquellos que añoren los recordatorios de su época. El siglo XXI ha traído una variedad inmensa de recordatorios, para todos los gustos y estilos, hasta el hágaselo usted mismo, con plantillas para imprimir gratis, ¿se guardarán con esmero y resistirán el paso del tiempo? Hoy día el sacramento de la primera comunión trasciende de lo religioso y ese crecer hacia una edad responsable se evidencia en nuestros días incluso con ceremonias o “primeras comuniones” civiles, incluyendo otro tipo de recordatorios.

Guardo en el recuerdo momentos muy concretos de mi primera comunión que recibí con siete años recién cumplidos a finales de los años sesenta y sobrevuela a todos ellos el nerviosismo de aquellos días, aún recuerdo la preocupación en la confesión por lo poco que yo tenía para contarle al cura, mis pequeños pecados, en su mayoría inventados tras preguntar a las otras niñas. Pero el relajo llegó cuando acompañada de mi séquito (amiguitas invitadas) y tras sortear el barro de la calle con mi flamante vestido de segunda o tercera mano, subía a todas las viviendas de los edificios cercanos a entregar mi recordatorio (mis padres tenían un pequeño negocio en el barrio), nos divertía y veíamos como se iba llenando de monedas mi limosnera; de ese dinero y del recibido de mi familia surgió mi primera libreta de la Caja de Ahorros y con ella la indefectible hucha. Al año siguiente fui invitada a la comunión del hermano de mi mejor amiga y ahí fui consciente por primera vez de las diferencias si no de clase sí de economía: recuerdo estar encantada porque yo estrenaba un pichi que me había confeccionado mi hermana, pero aquello no fue una merienda en casa hecha por tu madre para los amigos y familia, sino en un bar-mesón, con alguna comida que yo nunca había probado, y sus recordatorios se abrían y contenían además una elegante foto del niño.

Es curioso, pero en casa no se conservó ningún recordatorio mío y yo con los años lo sigo echando de menos, pues solo recuerdo que me gustaban sus tonos pastel…

Referencias bibliográficas

Álvarez Arias, Beatriz T. (2022): Botánica efímera. Las plantas en los recordatorios de bautizo y primera comunión de la Biblioteca Digital Hispánica (bdh). Revista de Folklore, 489, 15-32.