BRASERO ESCOLAR

Tatiane de Freitas Ermel

Universidad de Valladolid

tatiane.ermel@gmail.com

Brasero escolar.
Museo Andaluz de la Educación

La noche es tibia y perfumada,

blanco de luna está el sendero,

todos los niños tienen la mirada,

fija en las chispas del brasero (…)

La abuela añora historias viejas

que oyen los tiernos pequeñuelos;

la abuela añora las consejas

que le narraron sus abuelos.

Junto al brasero (1913).

Por Juan Guzmán Cruchaga.

Objeto indispensable en las frías noches de invierno y un enlace familiar de historias y recuerdos entre los/as niños/as y las abuelas, como señala la poesía de Juan Guzmán, el brasero se incorporó también a las escuelas, como un artefacto fundamental para mantener calientes a los alumnos/as y los profesores/as. La calefacción de las aulas, que podía estar ubicada en la casa particular del maestro/a o en los edificios destinados a las escuelas, ha sido un tema de atención en la legislación educativa y en la mejora de los espacios escolares, especialmente desde las últimas décadas del siglo XIX.

Ferdinand Buisson (1888: 371), al tratar sobre la calefacción en las escuelas francesas, nos dice que esta cuestión siempre ha sido una carga para las familias, especialmente en las zonas rurales. Había lugares donde los/as niños/as todavía llevaban un tronco a la escuela en aquella época, pero, por lo general, las familias ya pagaban una cuota para cubrir este coste. Además, la calefacción de las clases fue un elemento clave en las discusiones de los espacios escolares, que se alineó con las necesidades de higiene escolar. En cuanto a las prescripciones de higiene para las escuelas primarias, el profesor de la Facultad de Libre de Medicina, L. Wintrebert, elabora un parecer sobre la higiene de los edificios y el mobiliario escolar para la ciudad de Lille/Francia, en 1880. En términos generales, prescribe la relación del edificio escolar con el barrio y la situación del terreno, la orientación solar, la distribución de las salas y las dimensiones destinadas a cada parte, las formas y dimensiones de los diferentes huecos destinados a la luz y a la ventilación, la iluminación artificial, la calefacción, los aseos y los patios cubiertos y descubiertos como elementos indispensables para el funcionamiento de las escuelas primarias.

Sobre los edificios y construcciones escolares públicas en España, en las primeras décadas del siglo XX, se puede visualizar la discusión en torno a la monumentalidad, el mantenimiento y la dificultad de calentar las escuelas primarias. La revista Cuadernos de Pedagogía, entre los años 1922 y 1934, destaca que la expansión de la escuela a las diferentes regiones del país debía ser acorde con las nuevas exigencias pedagógicas y con cuestiones de orden económico. En cuanto al segundo punto, cuanto más grandes las dimensiones del edificio escolar, más recursos deberían ser destinados para mantener la temperatura en los meses más fríos del invierno. Así, la demanda por edificios adaptados a las necesidades de la infancia y al clima de las diferentes regiones del país se consolidó en una fuerte crítica a los grupos escolares monumentales (Ermel, 2017).

Como protagonista de la necesidad de «calentar para aprender», traemos en esta exposición uno de los registros de este artefacto, un brasero escolar de tres pies, con un asa improvisada para su desplazamiento. Según Jaume Trilla (1999), cuando se trata del espacio social y material de las escuelas, tanto los lugares como los objetos pueden formar (o deformar) a sus usuarios. Partiendo de esta perspectiva, consideramos que el brasero escolar ha sido un integrante clave, a menudo olvidado, de la cultura material escolar. Además, debemos entender que este artefacto tiene una faceta negativa, pues tanto el fuego como el humo son considerados nocivos para los niños/as. En cualquier caso, esperamos que el brasero haya circulado por las clases y haya proporcionado experiencias cálidas y acogedoras para las actividades de enseñanza y aprendizaje. Hoy en día, cuando pensamos en un lugar sano y agradable para la realización de actividades educativas, consideramos imprescindible que el ambiente esté totalmente adaptado al clima de la región.

Referencias bibliográficas

Buisson, Ferdinand (1888): Dictionnaire de Pédagogie et d’instruction primaire. Paris: Librairie Hachette et Cie., Parte I, Tomo II.

Ermel, Tatiane (2017): Cultura Material, espaços e edifícios escolares na Revista de Pedagogía/Espanha: a circulação das ideias internacionais e o contexto espanhol (1922-1934). Revista História da Educação. 21 (51), 297-316. En línea: https://dx.doi.org/10.1590/2236-3459/67532

Guzmán Cruchaga, Juan (1913): Junto al brasero. Santiago: Imprenta New York.

Trilla, Jaume (1999): Ensayos sobre la escuela. El espacio social y material de la escuela. Laertes: Barcelona.