LIBRO DE MÚSICA

               MÁS ALLÁ DE LA “BUENA EDUCACIÓN”

Alejandra Pacheco-Costa

Universidad de Sevilla

apacheco@us.es 

Libros de música.
Museo Andaluz de la Educación

“En casi todas las clases de la sociedad, y hasta en las familias de limitados medios de fortuna, toda señorita ha de saber tocar el piano” (Le Couppey, 1866: 5). Estas palabras, incluidas en la obra de Félix Le Couppey De la enseñanza del piano. Consejos a los jóvenes profesores, resumía lo que supuso la formación musical de la mujer a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX. La música era un “adorno” en la educación femenina, independientemente del talento musical, y rara vez llegaba a convertirse en una profesión. A finales del siglo XIX, sin embargo, la situación empezó a cambiar, con regulaciones específicas para las mujeres que quisieran estudiar en el Conservatorio de Madrid, o la defensa de su igualdad con los estudiantes varones en otras instituciones de enseñanza musical:

“Creo también un error el que los alumnos den las clases con separación de sexos, cuando en la mayor parte de los Conservatorios, incluso en el del Liceo, son mixtas. Esta división se comprende en las colectivas de solfeo, donde se acumulan a veces 20 o 30 alumnos, pero en las de carácter individual como son las de instrumentos, canto y armonía, no tiene razón de ser” (Perelló, 1930: 6).

A medida que avanzaba el siglo XIX la mujer fue ganando terreno en las aulas de música, y es en el siglo XX cuando la mujer adquiere una presencia verdaderamente relevante en los centros de formación musical. Por ejemplo, en la década de 1940 el número de mujeres matriculadas en los conservatorios de música en España llegó a triplicar al de los varones (Pérez Zalduondo, 2002), y el siglo XX asiste desde sus inicios a la consolidación de la mujer como profesora de música. Es el caso de la pianista francesa Blanche Selva, que fundó en 1934 su “Centro de Estudis Musicals Blanca Selva” en Barcelona, donde siguió activo hasta la Guerra Civil, o de la labor pedagógica ejercida en la misma Barcelona por mujeres como Rosa Kucharsky, Mercedes Roldós o María Cateura, durante la segunda mitad del siglo XX (Pacheco Costa, 2006).

La educación musical de las mujeres después de la Guerra Civil se encauzó a través de la Sección Femenina, donde la música se integraba dentro de la Escuela de Hogar y Música, junto con la cocina, el corte y confección o la economía doméstica. La Sección Femenina consolidó un modelo de educación musical basado principalmente en la interpretación del repertorio musical tradicional, difundido a través de los Coros y Danzas, y que había de reforzar el espíritu nacional a través de la música. A diferencia de la formación musical proporcionada desde el Frente de Juventudes, destinada a los varones, la Sección Femenina adquirió una proyección musical hacia la sociedad civil y la población general (Castañón Rodríguez, 2009). La educación musical de la mujer se relacionaba así con la preservación de la tradición y la herencia cultural, y con el ámbito doméstico y privado, frente a la formación masculina, en la que predominaba un espíritu más militar y patriótico.

La educación musical de estos años se basó en el repertorio de los cancioneros, o recopilaciones musicales que recogían la música y el texto cantado. La base fundamental de los cancioneros de la Sección Femenina era el folklore de las distintas regiones de España, frente a los himnos que constituían la mayoría de la música promovida desde el Frente de Juventudes (Castañón Rodríguez, 2009). En este sentido, los cancioneros franquistas consolidaron una tendencia a la recuperación del folklore como base de la educación musical que ya se contemplaba en otros países de Europa, con el ejemplo paradigmático de Hungría y el método Kodaly. Con el paso de los años, los repertorios folklóricos abrieron paso a la música clásica o la música tradicional infantil, así como cantos religiosos. Algunos de estos cancioneros se siguieron utilizando hasta finales del siglo XX, y formaron la base sobre la que se cimentó el repertorio musical escolar hasta hace apenas dos décadas. Generaciones enteras, primero solamente de niñas, y después de niños y niñas, han crecido con un repertorio tradicional que, una vez desprovisto de su carga ideológica, ha sobrevivido gracias a estas recopilaciones.

La Sección Femenina, a pesar de su carga ideológica a lo largo de todo el periodo de la dictadura franquista, supuso también la puerta de entrada a las corrientes pedagógicas europeas a partir de la década de 1960, y muy especialmente, al método Orff (Luengo Sojo, 1998). Algunas de las pedagogas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, como Montserrat Sanuy, fueron becadas para asistir a cursos de formación en Alemania, y a su vuelta en España se encargaron de difundir las propuestas docentes en distintas ciudades (Castañón Rodríguez, 2009). Los cursos sobre método Orff se complementaron a partir de 1972 con otros impartidos por el pedagogo belga Jos Wuytack en Madrid, que se consolidó como el foco de la formación musical en estos últimos años de la Sección Femenina (Luengo Sojo, 1998). De esta forma, lo que en un origen había sido una imposición claramente ideologizada por parte de la Sección Femenina se acabó convirtiendo en la puerta de entrada de ideas y propuestas pedagógicas del resto de Europa (García-Gil y Pérez-Colodrero, 2017).

A partir de la transición el peso de la educación musical en España recayó en buena medida en mujeres: Rosa Kucharsky, Montserrat Sanuy, María Cateura, y una larga lista que consolidaron, ya sin el yugo ideológico franquista, el renacer de la enseñanza musical dentro de la educación primaria y secundaria. La música y la educación musical de la mujer fue, así, un espacio para la imposición ideológica, para la “buena educación”, pero también permitió a un buen número de mujeres salir de sus casas y hogares, adquirir una formación y un ejercicio profesional.

Referencias bibliográficas

Castañón Rodríguez, M. del Rosario (2009): El profesorado de educación musical durante el franquismo. Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado, 12(4), 97-107.

García-Gil, Derirée y Pérez Colodrero, Consuelo (2017): Música, educación e ideología por y para Mujeres de la Sección Femenina a través de los contenidos de Y. Revista de la mujer nacional-sindicalista y Medina (1938-1946). Historia y comunicación social 22(1), 123-139.

Le Couppey, Félix (1866): De la enseñanza del piano. Consejos a los jóvenes profesores. Madrid: Ediciones Antonio Romero.

Luengo Sojo, Antonia (1998): La Sección Femenina: Actividad musical. [Tesis doctoral]. Barcelona: Universitat de Barcelona.

Pacheco Costa, Alejandra (2006): Feminismo pianístico en Barcelona en la primera mitad del siglo XX. En Arriaga, Mercedes et al. (Eds.): Mujeres, espacio y poder. Sevilla: Arcibel Editores, 505-512.

Perelló, Mariano (1930): Nuestros Conservatorios de música. Lo que son y lo que deberían ser. Barcelona: Marí y Cª.

Pérez Zalduondo, Gemma (2002): La música en España durante el franquismo a través de la legislación (1936-1951). Granada: Universidad de Granada.