TIZAS Y BORRADOR DE PIZARRA

                      EXTENSIÓN DE LA MANO ESCRIBIENTE DEL MAGISTERIO

Yovana Hernández-Laina

UNED

yhernandez@edu.uned.es

Tizas y borrador de pizarra.
Museo Andaluz de la Educación

La escuela, transmisora de conocimientos y valores, ha sido capaz también de generar vivencias que perviven en el recuerdo. De esos recuerdos escolares forman parte sin duda el borrador y la tiza, elementos inequívocos del archivo instrumental de la cultura escolar, que sirvieron de apoyo en la tarea cotidiana de las maestras, y en su permanente intercambio en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Elementos escolares evocadores que logran revivir esos años iniciales de aprendizaje, juego e inocencia, a través de los desvanes de la memoria. Quizá se puedan considerar como aquellos utensilios para escribir que más impacto han tenido en el alumnado, ya que con ellos se han recibido las lecciones, se han configurado fotografías estáticas en las mentes de sus receptoras.

Es complicado precisar una fecha exacta para determinar cuando surgieron, pero lo que sí es evidente es que durante mucho tiempo fueron fieles aliados de las maestras, sustituidos ya en infinitas ocasiones por la vertiginosidad tecnológica, aunque todavía, en ocasiones, siguen ejerciendo su derecho a pervivir. En nuestros días aún se usan, aunque modificados y en proceso de decadencia, arrinconados por las modernas pizarras digitales o los rotuladores.

El “gremio de la tiza”, como lo denomina Ramón Jiménez (2009), siempre tuvo las manos manchadas de restos de polvo blanco. Manos que habían escenificado imágenes que han quedado para el recuerdo. Siempre quedará en la memoria esa imagen de las maestras, y las tizas que, cuando la maestra se ausentaba, mermaban su tamaño en manos de aquellas niñas que soñaban con seguir su ejemplo, para convertirse también en maestras, imitando los trazos que formaban letras, palabras, notas, fórmulas matemáticas o dibujos murales que costaba borrar una vez terminados. En los recuerdos quedan aquellas tizas como elementos ligados al arte de la caligrafía, a la experiencia de escribir y sentir los trazos.

Era la extensión de la mano escribiente del magisterio que requería de aquel giro hacia el encerado y de un movimiento corporal con cierto esfuerzo para dejar la marca blanca a la que se debía prestar atención desde los pupitres. También los borradores, que hacían desaparecer lo trabajado, lo escrito, lo dibujado, también con otro baile corporal y cierta fuerza, para continuar después con la tarea.

Aquellas tizas blancas estaban hechas con cal y producían un excedente en forma de polvo blanco bastante incomodo, tanto para el “gremio de la tiza” como para las alumnas que escuchaban atentas, o no, las lecciones. En el recuerdo queda aquel ambiente y aquel polvo que arrojaba el borrador de tela con mango de madera, que la propia maestra sacudía en el patio, por la ventana o delegaba el encargo de sacudirlo a las alumnas aplicadas que con gusto se encargaban, incluso de borrar la huella de la tiza en la pizarra.

La poesía también se ha encargado de retratar estos objetos, y en ese sentido encontramos a Gloria Fuertes, que en su poema “Hay un colegio en el fondo del mar” recoge la presencia de la tiza como elemento escolar indiscutible:

Hay un colegio en el fondo del mar

Hay un colegio
en el fondo del mar
y allí los «bonitos»
bajan a estudiar.
Y el que más escribe
es el calamar
y el que menos sabe
no sabe la «a».
A dar la lección
«Pez espada» va,
lleva su puntero
para señalar.
«Con olas y barcas
el Norte del mar,
y limita al Este
con playas sin par».
Pupitre de perlas,
bancos de coral,
encerado verde
y tiza de sal.
Muchos pececitos
ríen al sumar.
Y el buzo a los peces
bajaba a asustar
con su cara blanca
dentro de un cristal.
(Fuertes, 2007)

Y para concluir, una reflexión desde la Historia de la Educación. ¿Qué hubiera pasado si el borrador no hubiera actuado y los trazos de la tiza no hubieran desaparecido? Quizá tendríamos ante nuestros ojos una fuente de investigación de primer orden que nos revelaría grandes secretos.

Referencias bibliográficas

Fuertes, Gloria (2007): 4 poemas de Gloria Fuertes y una calabaza vestida de luna. Valencia: Versos y Trazos.
Jiménez Madrid, Ramón (2009): En torno a la tiza. Murcia: Consejería de Educación, Formación y Empleo.