NOVELAS FEMENINAS

       LAS MUJERCITAS DEL FRANQUISMO DESDE EL

                            CURRICULUM OCULTO

Matilde Peinado Rodríguez

Universidad de Jaén

mpeinado@ujaen.es

Novelas femeninas. Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla

La dictadura franquista se sirvió de postulados culturales y religiosos del siglo XIX para desdibujar la individualidad femenina en aras del destino familiar y social de la “otredad”, una realidad que dicho sistema rentabilizó magistralmente al servicio de sus intereses: la estigmatización de la soltería, su ridiculización in extremis, se convirtió en uno de los ejercicios más exitosos de afirmación del poder patriarcal como garante de la estabilidad familiar, socioeconómica y, consecuentemente, política.

Para analizar los fundamentos ideológicos de ese mundo femenino cosificado, estereotipado e impuesto, donde se amalgaman tradición, religión, moralidad, y costumbres en una suerte de objetivización de las sujetas, que han de ser juzgadas desde y para la comunidad, es determinante descender a lo que Casanova Nuez (2003: 76) denominó como currículum oculto, aquellas lecturas, consejos, discursos, reflexiones, etc., presentes en diversas revistas auspiciadas por la Sección Femenina (Y, Teresa, Consigna, Medina), de Acción Católica (Senda, Cumbres, Para Nosotras, La Mujer en Acción Católica…) o entretenimiento (El Hogar y la Moda, Luna y Sol, La Ilustración Femenina, Chicas, Marisol), pero también en los manuales escolares, en el catecismo, en los manuales de urbanidad, en los libros de las madres en las obras literarias de posguerra y también en la denominada «novela rosa», escritas desde o en torno a los espacios femininos.

El celibato femenino fue entendido siempre como una condición meramente circunstancial, transitoria, una etapa de paso que necesariamente había que trascender, que superar, para que el imaginario comunitario te permitiera ser, existir, ocupar un tiempo y un espacio en el corpus social que le garantizaba una legitimidad ante la comunidad.

Las niñas y adolescentes debían elegir entre el amor profano o el sacro, el matrimonio con un hombre o con Dios, la maternidad física o la espiritual: permanecer soltera no era entendido como una opción y, por tanto, las solteronas que habían sido incapaces de participar del mercado matrimonial eran un arquetipo femenino extraño al cuerpo social: seres desnaturalizados, amputados, dependientes, dignas de lástima.

[…] Siempre ha habido en el mundo solteras por necesidad, y continuará habiéndolas en adelante. Las que, una vez convencidas de su fracaso, se resignen a la soltería acertarán. Dios, por medio de los acontecimientos, nos va dictando nuestro destino. Ellas se ilusionaron con el matrimonio, pero por lo visto, Dios no las destinaba a él. “…huesos dislocados son esas pobres mujeres que, después de haber fracasado en cuantos intentos han realizado por casarse, se ven precisadas de permanecer solteras y no se resignan, y se vuelven furiosas contra su destino, sin acertar a mirar a lo alto. Son unas desgraciadas, su vida está llena de amarguras (Enciso Viana, 1945: 34).

Educar a las mujeres en la aceptación de este destino y que ellas a su vez inculcaran a sus hijas dicha condición era garantía de asunción pasiva de los fundamentos del patriarcado en el ámbito familiar garantizando, de esta forma, el status quo social. La formación y educación femenina debía ir encaminada a la plena identificación con un modelo cultural propio, específico para su género, donde ser madre y esposa constituía la esencia de la feminidad, “el orden natural de las cosas”, lo inevitable.

Las maestras prolongaban en las aulas su condición de potenciales madres, estando “naturalmente” dotadas, “por el instinto maternal que crece en el interior de toda mujer”, haciendo de la enseñanza, especialmente la de infantil y primaria, en conjunción con otras profesiones orientadas a los cuidados, y hasta nuestros días, profesiones feminizadas y, en consecuencia, inferiores y desprestigiadas en el ámbito académico y laboral.

Com la Ley de Educación Primaria de 1945 comienza otra etapa de escuela segregada que se desarrollará durante 30 años de franquismo, con unos objetivos claros en su intento educativo: hacer de las niñas unas perfectas amas de casa, esposas fieles al marido, madres amantísimas de sus hijas, castas y pudorosas, que deleguen confiadamente la gestión social y política a los hombres, a la vez que cultivan los valores propios de la feminidad.

Ser solterona, en la sociedad española, implica, aún hoy, un concepto peyorativo en su esencia, continúa siendo un estigma, porque gran parte de los valores culturales y morales que la tradición nacionalcatólica aplicó al colectivo femenino y que se transmiten a través de estas lecturas son una ventana privilegiada para entender nuestros propios patrones de feminidad, de amor romántico, de articulación de los proyectos vitales en torno a la relación con los varones que aún no hemos reflexionado y de-construido y que siguen vivos en las aspiraciones y frustraciones que experimentan muchas mujeres, en los roles familiares y sociales que la sociedad nos asigna y que en gran medida nos autoimponemos.

[…] Quién me dará la rosa? Dirán. ¿Cómo vas a llevarla en tu vestido?
Ella es hermosa. Y tú, seca raíz, Árbol sin nombre, Hoja de otoño…
¿De qué voy a vivir, si nadie atenderá mis cantos?
Si lo he perdido todo, y voy por los caminos, rota de ensueños, mendigando,
de puerta en puerta, con todos los cerrojos de las almas cerrados.
…lluvias de abril, nostalgias; La vida con su no
Anudando, sin prisas, mi garganta (Martín Vivaldi, 2003: 89).

Referencias bibliográficas

Casanova Nuez, Eduardo (2003): La conformación política en los espacios públicos durante la inmediata postguerra. En Usos públicos de la Historia. VI Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea. Zaragoza: Universidad de Zaragoza. En línea: https://ifc.dpz.es/publicaciones/ebooks/id/2503

Enciso Viana, Enrique (1945): ¡Muchacha! Madrid: Ediciones Studium de cultura.

Martín Vivaldi, Elena (2003): Honda es la herida. Granada: Universidad de Granada.