DEDAL

                               EL PEQUEÑO DEDAL

Núria Padrós Tuneu

Universitat de Vic-UCC

nuria.padros@uvic.cat

Dedal. Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla

El dedal como herramienta de costura ha acompañado a niñas y mujeres en buena parte de su vida familiar pero también escolar. No en vano, durante muchos años, se consideraba que un aspecto básico de la educación de las chicas eran las enseñanzas domésticas que incluían las labores y la costura como uno de los contenidos a enseñar, como se constata, por ejemplo, en el programa de las escuelas del Patronato de Barcelona publicado durante la década de 1930:

El trabajo manual de la chica, además de las realizaciones que como medio de expresión hagan necesarias las disciplinas de la Escuela, irá encaminado, pues, a la enseñanza doméstica y será la aplicación práctica de los principios que la fundamentan. […] Como contenido debe fijarse el siguiente: Ciencias físicas y naturales, incluyendo fisiología e higiene; economía doméstica, cocina, lavado y planchado; labor; corte y confección; renovar, apedazar y zurcir ropas usadas; nociones de puericultura y educación de los niños. (Ajuntament de Barcelona, 193?, pp. 106-107).

Bordar, coser, remendar, tejer o diseñar algunas piezas de ropa eran actividades habituales para las niñas en la escuela. También lo fueron en el franquismo como recuerda una alumna de una escuela rural durante los años 50: “Para nosotras era normal hacer labores en la escuela. Sabíamos que los niños no lo hacían, pero no nos extrañaba porque en casa pasaba lo mismo. Hacíamos punto de cruz, ganchillo, … cosas distintas y creo que cada una podía hacer un poco la labor que quisiera. Recuerdo que dedicábamos las tardes de la escuela a las labores y hacíamos muchas cosas: pañuelos, tapetes… La maestra tenía unos libros, no sé si eran suyos o de la escuela, de donde sacábamos los modelos para tejer, bordar o hacer las letras con punto de cruz. Era impensable coger una aguja sin ponernos el dedal. Tampoco ahora puedo coser sin ponerme uno. Todas las niñas teníamos una bolsa de ropa con todo nuestro material y allí guardábamos las agujas, el ganchillo, la lana o el dedal”. De ésta misma época, y como contrapunto a la educación segregada entre niños y niñas nos parece interesante recoger, también, el testimonio de otra alumna quien explica que sus padres la apuntaron en una academia privada de Barcelona en la cual niños y niñas iban a las mismas clases, aunque en aquellos momentos la coeducación no estaba permitida, como es de sobras conocido.

Cuando el inspector visitaba la escuela para comprobar que las clases estaban separadas “la portera corriendo avisaba que subía el inspector y corriendo nos cambiábamos de clase y las niñas teníamos un bordado empezado, que siempre era el mismo, y nos poníamos a bordar”.

Así pues, si nos acercamos al pequeño dedal, podemos ver en él un instrumento de educación diferenciada entre niños y niñas, así como un símbolo de género (recordemos que el dedal de los sastres tiene un diseño distinto al de las modistas y costureras), pero también, en algunos casos, podemos encontrar a un buen compañero de resistencia y desobediencia. Quizá, después de todo, e inspirándonos en la poesía de Laura Devetach, podemos afirmar que todo cabe en un dedal:

Los dedales escondidos
tienen versos en el fondo
y te cantan en la oreja
mil susurros misteriosos.
Dedalito va
dedalito viene
dame algún secreto
porque me entretiene.
La voz de la lagartija
qué se dice en el parral
la fruta del paraíso
y el mar.
Todo bulle
todo suena
todo cabe
en un dedal.

Referencias bibliográficas

Ajuntament de Barcelona (193?): Grups escolars de Barcelona. Programes. Barcelona: Comissió de Cultura, Ajuntament de Barcelona.

Devetach, Laura (2009): Secretos de um dedal. Buenos Aires: Ediciones SM.