CAMPANILLA
SI YO TUVIERA UNA CAMPANA
Campanilla. Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla
Si tuviera una campana, tocaría en la mañana
tocaría en la noche, por todo el país.
Alerta el peligro, debemos unirnos
para defender la paz.
Decidí elegir esta pieza, porque nada más verla se me vino a la cabeza la canción de Víctor Jara “El martillo” (adaptación Víctor Hara en 1969 de la canción mítica, escrita entre Pete Seeger y Lee Hays en 1949). Desde entonces no he parado de canturrearla y recordarla.
Reflexionaba sobre la diferencia de lo que puede suponer una campana de libertad, en la canción, con la idea esa campanilla en el aula, que llamara al orden, al silencio, a escuchar de manera pasiva a la autoridad.
Conecté con todos los instrumentos que se han usado a lo largo de la Historia en la socialización de mujeres y hombres para reproducir la estructura social jerárquica, capitalista y patriarcal y, que nos adaptáramos a ella. Y, tomé conciencia de cómo la campanilla, entre otros mecanismos, adoctrinaron a tantas mujeres en el silencio, en la obediencia: oíamos la campanilla y los cuerpos se tensaban, formaban fila o se ponían rectos en el pupitre. Las voces singulares que podían alimentar la construcción de una realidad coral, se convertían en silencios individuales que conformaban un silencio colectivo, impuesto, coercitivo, destinado a disciplinar nuestras personalidades y coartar nuestra creatividad. Solo el sonido de la campanilla se transformaba en alegre y liberador cuando anunciaba el final de la clase.
Hasta aqui mis primeros pensamientos sobre la campanilla escolar pero, ¿qué se ha analizado previamente sobre esto?
Audrey Watters, académica independiente que escribe sobre educación, particularmente sobre la historia del futuro de la tecnología educativa, también conocida como la “Cassandra de la tecnología educativa”, comenta en su blog (enero de 2022) que había escuchado de un amigo que la campana de la escuela se implementó “para aclimatar a los estudiantes para la vida como trabajadores de fábrica, para entrenarlos para moverse y responder a las órdenes, su día dividido en segmentos de tiempo dictados por la máquina en lugar de los ritmos de la vida” y rãzona que esta idea tiene mucho sentido si se relaciona con el condicionamiento del comportamento (Pavlov y sus perros salivadores), ya que es una tecnología que organiza la escuela, controlando tanto el espacio como el tiempo.
Esta idea la repite en casi todos sus polémicos escritos John Taylor Gatto (2016), uno de los promotores más influyentes de la narrativa de la «escuela como fábrica», defendiendo que los orígenes de la educación masiva están indisolublemente ligados a la necesidad de remodelar a los hijos e hijas para que se constituyan como una fuerza laboral industrial dócil. Señaló «las experiencias estériles de las campanas escolares en una prisión de tiempo medido».
Horace Mann (1838), reformador del s.XIX, que encabezó el movimiento de la Escuela Común, recomendó que cada escuela contara con una campana como el mejor modo, si no el único, para asegurar la puntualidad.
Pero las campanas no eran simplemente, ni siquiera principalmente, una tecnología de la pedagogía, sino una herramienta importante para anuncios y alarmas, por ejemplo, para advertir sobre el fuego o bombardeos en situaciones de guerra (Fuerte, 2022).
Audrey Watters (2022) reconoce que la campana tiene una historia compleja, que, aunque el sonido de la campana de la escuela no fuera parte de una estrategia original y siniestra para habituar a las y los estudiantes a una vida de trabajo (las campanas no siempre se han utilizado para condicionar estudiantes, trabajadores/as o perros), no significa que la campana, como todas las tecnologías dentro o fuera de las escuelas, no viniera y naciera de ciertas ideologías. Aún consciente de esta realidad, ella defiende y lo recoge Karina Fuerte (2022), que hay posibilidad de alternativas, que si miramos a la historia podemos comprender que hay esperanza, que la resistencia es posible.
Volvemos a la canción de Víctor Jara (https://www.youtube.com/watch?v=VRZre6FQ-EM) y me quedo con la idea de una campana, cuyo toque evoque libertad, nos conecte con otras mujeres, también con otros hombres, libres, diversas, para que juntas y juntos, nos mantengamos alertas ante los peligros del patriarcado, de las intenciones de uniformar y someter nuestras vidas, del adoctrinamiento. Y construyamos una sociedad justa, igualitaria y de paz.
Ahora tengo un martillo
y tengo una campana
y tengo una canción que cantar
por todo el país.
Martillo de justicia
campana de libertad
y una canción de paz.
Referencias bibliográficas
Fuerte, Karina (2022): Historia de la tecnología educativa: la campana. Monterrey: Blog del Observatorio del Instituto por el Futuro de la Educación. En línea: https://observatorio.tec.mx/editorial/historia-de-la-tecnologia-educativa-la-campana/
Gatto, John T. (2016): Armas de Instrucción Masiva. Madrid: Almuzara.
Mann, Horace (1838): Informe del secretario del Consejo de Educación, en materia de casas escuela, complementario a su primer informe anual. Boston: Dutton and Wentworth, imprentas.
Watters, Audrey (2021): Teaching Machines: The History of Personalized Learning. Cambridge: MIT press.
Watters, Audrey (2022): The History of the School Bell. En línea: https://hackeducation.com/2022/01/30/bell