CABÁS

José Miguel Saiz Gómez

Centro de Recursos, Interpretación y Estudios de la Escuela de Polanco (Cantabria)

josemiguel@muesca.es

Cabás. Museo Pedagógico de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla

Como recoge el Diccionario de la RAE, una de las acepciones del término “cabás” es “especie de cartera en forma de caja o pequeño baúl, con asa, usada para llevar al colegio libros y material escolar”.

La palabra cabás procede del término francés cabas, más en concreto del provenzal (finales del XV) y se refería a «una cesta hecha de juncos para contener higos y uvas propia del Mediodía francés». Esta palabra deriva en su origen del latín vulgar capacius, adaptación de capax,-cis (que contiene), comenzándose a usar más en este sentido de recipiente o capazo y acabando por restringirse al ámbito escolar, aunque también se usó mucho en la medicina aludiendo al maletín del médico.

En algunas regiones españolas, la palabra fue transformándose. En Valencia, por ejemplo, se lo denominó “cabàs”; en Badajoz, “cabal”; en la zona asturiana de Llanes, “cabax”, etc.

El uso del cabás prolifera a partir de principios del XX y se mantiene varias décadas. El material utilizado en su construcción podía ser diverso, como hojalata, cartón piedra, madera o cuero cosido. Solía tener un asa rígida, frecuentemente de madera, aunque también se podía usar el cuero. El asa estaba apresada por bisagras metálicas. Contaba con un cierre que consistía en un pequeño pestillo, también metálico, que había que deslizar para poder abrirlo. En algunos casos, este pestillo podía estar bloqueado con una cerradura sencilla con llave.

El cabás, al abrirse, se dividía en dos partes unidas por una bisagra. Una parte de mayor profundidad para guardar los diversos elementos de uso escolar y otra más estrecha a modo de tapa. Habitualmente, los cabases estaban decorados con pinturas de diversos colores y motivos. La litografía era la técnica más habitual para ilustrarlos. En la escuela, se utilizaba fundamentalmente para llevar algún libro, sobre todo la enciclopedia, la pizarra con su trapo para borrar, el pizarrín, plumillas, lápices, el tajalápiz o sacapuntas, la goma de borrar e incluso algún tentempié para pasar la mañana. También se solían llevar en él otro tipo de objetos más lúdicos, como canicas, tiragomas o los recortables para las niñas, habitualmente denominados mariquitas.

El cabás era utilizado tanto por los niños como por las niñas. El uso por un género u otro se distinguía por el motivo que se había elegido para la ilustración. La ilustración se plasmaba siempre en la cara lateral más estrecha, ocupando casi toda la superficie de ella. En el caso de las niñas, nos podemos encontrar con algunas ilustraciones de otras niñas que juegan o hacen algún tipo de labor doméstica, como lavar, tender o coser. Sin embargo, la imagen de niños y niñas jugando entre ellos era bastante frecuente. También hallamos imágenes de animales o juegos con ellos, y algunas ilustraciones que reflejan costumbres y tradiciones, como los trajes regionales. Por todo ello, lo que podemos suponer es que la visión de gran parte de los fabricantes estaba puesta en que el cabás pudiera utilizarse por ambos sexos.

Un factor de diferenciación en el uso del cabás, sobre todo en sus inicios, era quizá más que por el sexo, por la posición social de quien lo utilizaba. Porque el cabás era un objeto que no estaba al alcance de todo el mundo, ya que no todas las familias tenían medios económicos para adquirirlo.

Poco a poco, el cabás fue desapareciendo como objeto de los escolares, aunque algunos modelos, más modernos y con incorporación de nuevos materiales como el plástico, perduraron hasta los años noventa. El cabás fue sustituido ya desde mediados del siglo pasado por la cartera de cuero con solapa flexible, que era más cómoda para manejar el material escolar. Con el incremento de libros y objetos escolares, y teniendo en cuenta la comodidad para su transporte, la cartera también fue reduciendo su uso dando paso a la actual mochila que utilizan los niños y niñas para llevar a los centros educativos.

Referencias bibliográficas

Peralta Juárez, Juan (2006): Aulas y pupitres: el edificio y el menaje escolar a través del tiempo. Publicaciones del Museo del Niño (Museo Pedagógico y de la Infancia de Castilla- La Mancha), Serie: Cuadernos del Museo, n.º 2.

Escolano Benito, Agustín (dir.) (2006):  Historia ilustrada de la escuela en España: dos siglos de perspectiva histórica. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez.