Candón Mena, José & Cárdenas Rica, María Luisa (Eds.) (2019).
Sevilla: Egregius.
ISBN: 978-84-17270-91-9.
Hay un amplio consenso en al menos algunas de las características principales que definen la naturaleza humana. El hombre, la mujer, como otros animales, es un ser social, político (el zóon politikon aristotélico). Pero a diferencia de otros animales sociales poseemos la capacidad del lenguaje (y por tanto el conocimiento, la comunicación y la ciencia) y aplicamos estas capacidades para crear y usar herramientas complejas (la tecnología, fruto del trabajo y la cooperación social).
La importancia de ello se hace evidente cuando definimos la historia humana a través de la tecnología de cada época. La edad de piedra, de bronce o del cobre hacen referencia a los materiales usados para crear las primeras herramientas. El neolítico se define a partir del descubrimiento de la agricultura y el pastoreo. La era industrial comienza con el uso intensivo de las máquinas. Más aún, la escritura, una invención asociada al propio lenguaje, establece el punto de inflexión entre la prehistoria y la historia. Quizás junto con la agricultura, la escritura y la imprenta –tecnologías comunicativas– puedan considerarse las mayores invenciones de la humanidad.