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Precisiones respecto a un estado actual de la arquitectura y el urbanismo
Voy a enseñarles como surge la sensación arquitectónica: por reacción a unas cosas geométricas.
Dibujo un prisma alargado (49),
Este otro, cúbico (50).
Afirmo que ahí esta lo definitivo, lo fundamental de la sensación arquitectónica. El choque se ha producido. Ustedes han dicho, levantando ese prisma en el espacio con sus proporciones, "he aquí como soy".
Ustedes lo sienten más netamente, si el prisma cúbico se desengrosa y se eleva; si el prisma alargado se aplasta y se extiende. Están ustedes frente a caracteres, han creado ustedes unos caracteres. (51).
Y por mucho que ustedes añadiesen a la obra, en finura o en robustez, en retorcido o en claridad, todo aquí está ya determinado, ya no podrán modificar la primera sensación.
Admitan que vale la pena penetrar a una verdad tan imponente. Y antes que nuestro lápiz no trace... cualquier cosa de aquello que nos podría gustar de los estilos de todas las épocas, repitámonoslo: "He determinado mi obra". Comprobemos, meditemos, apreciemos, y precisemos antes de ir más lejos.
Y he aquí como la sensación arquitectónica sigue actuando incisivamente sobre nuestro espíritu y sobre nuestro corazón:
Dibujo una puerta, una ventana, otra ventana más (52).
¿Qué ha ocurrido? Yo tenía que abrir puertas y ventanas, era mi obligación, mi problema práctico. Pero arquitectónicamente, ¿qué se ha producido? Hemos creado unos lugares geométricos, hemos planteado los términos de una ecuación. ¡Cuidado, pues! Si nuestra ecuación fuese falsa, insoluble, quiere decir con esto, ¿y si hubiésemos situado tan mal nuestras ventanas y nuestras puertas que nada verdadero — matemáticamente verdadero— existiese entre esos agujeros y las diversas superficies de paredes de ese modo determinadas entre los agujeros?
Consideren el Capitolio de Miguel Ángel, en Roma (53). Primera sensación cúbica; después, una segunda: los dos pabellones de ala y el centro y la escalera. Aprecien, entonces, que reina una armonía entre estos diversos elementos. Armonía, es decir, parentesco —una unidad. No por la uniformidad, al contrario, por el contraste. Pero una uni¬dad matemática. Es por eso que el Capitolio es una obra maestra.
Me he interesado con verdadera pasión jugando con estos elementos fundamentales de la sensación arquitectónica. Vean el piano precisando las proporciones del chalet de Garches (54). La invención de las proporciones, la elección de los macizos y de los vaciados, la fijación de la altura con relación a una anchura determinada, impuesta por la servidumbre del terreno, resaltan en la creación lírica misma: tal es la obra surgida de no se sabe que profundo almacenamiento de conocimientos adquiridos, de experiencias y de poder creador individual. Sin embargo, inmediatamente, el espíritu, curioso y ávido, quiere leer en el corazón de este producto en bruto, en el cual el destino de la obra esta ya definitivamente inscrito. He aquí el resulta-do de su lectura y de las rectificaciones que se derivan: una puesta en orden matemática (aritmética o geométrica), basada sobre la "Sección de Oro", sobre el juego de las diagonales perpendiculares, sobre unas relaciones de orden aritmético, 1, 2, 4, entre las bandas horizontales, etc. De este modo, esta fachada se ha armonizado en todas sus panes. La precisión ha creado algo definitiva, agudo y verdadero, algo inimitable y permanente que es el instante arquitectural. Este instante arquitectural dirige nuestras miradas, actúa como un maestro sobre nuestros espíritus, domina, impone, subyuga. Tal es la argumentación de la arquitectura. Para imponerse a la atención, para ocupar poderosamente el espacio, era necesario, primeramente, una primera superficie de forma perfecta, después, una exaltación de la llanura de esta superficie por la aportación de algunos voladizos o de agujeros que hiciesen intervenir un movimiento delante-atrás. Después, por el recorte de las ventanas (los agujeros de las ventanas son uno de los elementos esenciales de la lectura de una obra arquitecto-nica); por el recorte de las ventanas, se origina un juego importante de superficies secundarias que introducen los ritmos, las distancias, los tiempos de la arquitectura.
Ritmos, distancias, tiempos de la arquitectura, fuera de la casa y dentro de la casa.
LE CORBUSIER (1999): Precisiones respecto a un estado actual de la arquitectura y el urbanismo –Puntualizaciones sobre la situación actual de la arquitectura y el urbanismo-. Barcelona: Apóstrofe, pp.94-95.
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