Alvar Aalto, Villa Mairea, Noormarkku, 1938-1939

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“Vacío y sugerencia; asimetría y unidad de contrarios”


El sentido de la totalidad no debe confundirse, ni perderse, en el individualismo.
Lao Tsé lo explica en su metáfora predilecta sobre el vacío: solo en el vacío, aseguraba, reside lo verdaderamente esencial. La realidad de una habitación, por ejemplo, no se encuentra en el techo o las paredes, sino en el espacio que estos elementos dejan vacío. El cántaro es útil para transportar agua porque esta hueco, no por la forma o el material con que ha sido fabricado.
El vacío es todopoderoso si puede contenerlo todo. Solamente en el vacío es posible el movimiento. Quien logre hacer de si mismo vacío donde puedan penetrar los demás libremente, llegara a ser dueño de cualquier situación. El todo domina siempre a la parte…
En el ámbito artístico, el vacío alcanza máxima expresión en la búsqueda de la sugerencia. El artista, que no lo dice todo en su obra, permite al espectador integrar su idea, y es así como una obra maestra cautiva nuestra atención hasta sentirnos parte de ella, aunque sea un segundo. Percibimos un vacío que podemos llenar con nuestros sentimientos artísticos. (pp.52-54)

Y es, por último (la Sala de Té), la Casa de la Asimetría al estar consagrada a lo Imperfecto, y porque en ella siempre existe un propósito de obra inacabada, de forma que los juegos de la imaginación puedan concluirla a su gusto. (p.62)

El Zen, como el taoísmo, es el culto de lo Relativo. Un maestro lo definió diciendo que era el arte de percibir la estrella polar en los cielos australes. La verdad no puede aprehenderse sino por la unión de los contrarios; y al igual que el taoísmo, el zen concede una importancia enorme a la acción individual. Nada contiene más realidad que las operaciones de nuestro espíritu. (p.57)

OKAKURA, Kakuzo (2007): El libro del té. La ceremonia del Té japonesa (Cha no Yu). Madrid Miragüano Ediciones


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