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Alvar Aalto, Villa Mairea, Noormarkku, 1938-1939

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“Desde una autoconfinada arquitectura moderna hacia la universalidad.”


El rasgo más singular de la vieja arquitectura residencial japonesa: su profunda vinculación con la naturaleza y su apertura al mundo natural. Cuando hablo de la Arquitectura Moderna confinada lo hago de la reinstauración de la unidad entre casa y naturaleza, cualidad que las casas japonesas han perdido en el proceso de modernización.
Las relaciones con la naturaleza se expresan en mis edificios como una teoría de las partes. Enfatizo los antecedentes sobre los que cristalizan mis obras. La arquitectura que concibo es moderna, reclama una teoría compositiva general que la arquitectura japonesa tradicional no podría proporcionar y otra teoría que provea de lo necesario para la vida del individuo Concibo un orden arquitectónico basado en la geometría cuyo eje fundamental son las formas simples, subdivisiones del cuadrado, del rectángulo y del círculo. Según la región donde se vaya a construir la obra, intento elegir entre las fuerzas latentes en la misma y desarrollar una teoría de las partes del edificio cuyos orígenes radiquen en la sensibilidad popular japonesa.
Mi interpretación de la arquitectura se ha conformado de modo gradual a medida que he ido produciendo edifi¬cios enraizados profundamente en intuiciones fruto de la experiencia. Ahora me gustaría reexaminar mas concienzudamente mi arquitectura desde el punto de vista de mis antecedentes y de la concepción que tengo de la arquitec¬tura japonesa.
Este cúmulo de pormenores presta una significación a la composición geométrica. Las formas geométricas universales determinan los espacios con escrupulosidad y elevan la obra arquitectónica en una dirección única. Quienes viven en espacios concebidos a la sombra de este principio pierden gradualmente la conciencia superficial de los mismos. Las formas trascienden su naturaleza como formas y, salvo en ciertos cases, se hacen invisibles. Lo único que es capaz de estimular emociones es el espacio. Solo a través de la continuidad de las partes se dilata el panorama de la vida cotidiana marginando la imagen total de los edificios. Las teorías compositivas funcionan como fuerzas latentes. La totalidad arquitectónica secunda el orden de la vida diaria; las partes enaltecen el marco de esa vida y profundizan su textura. El espacio alcanza una sensación de transparencia cuando lo usual se traslada a un tiempo de lo abstracto a lo concreto y de lo total a lo particular, y se satura con un designio creativo.

En FRAMPTON, Kenneth (1985): Tadao Ando. Edificios. Proyectos. Escritos. Barcelona:GG


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